¡BENDITA PRENSA CORRUPTA!
¿Qué pasaría si la prensa independiente no hubiese informado –y comentado- respecto a la pretensión del gobierno de crear nuevos impuestos? La respuesta es simple: el gobierno habría castigado a la ciudadanía con tarifas eléctricas más altas y nuevos gravámenes.
Este es un tema que motiva por lo menos dos reflexiones fundamentales; a saber:
(1) Los usuarios del servicio de energía eléctrica no tendrían la oportunidad de conocer en detalle, los alcances de la medida que buscaba -bajo el pretexto de quitarle el subsidio a “los pelucones”- modificar la estructura tarifaria, en perjuicio de los abonados de la costa que, en promedio, utilizan mucho más de los 500 kw en que el CONECEL fijó el piso del consumo eléctrico. Y la prensa independiente, de manera general, abrió sus espacios para que la gente cuestione la validez de ese ajuste, expresando la inconformidad y el malestar que les provoca. Ahora el régimen y sus voceros, que tan seguros parecían argumentando que siendo ésta una medida “contra los ricos” en nada afectaba a los pobres, debió dar marcha atrás y –según se sabe- decidió subir el piso del consumo a 700 kw. Sintió que no podía imponer su voluntad.
(2) Los severos reparos al pretendido impuesto a las fundas y a las botellas plásticas, por lo menos hasta el momento también ha hecho retroceder a los inspiradores de ese tributo, disfrazado con torpeza y cinismo de ser un “impuesto verde”. Es que resulta muy difícil convencer a los consumidores, que es más fácil concurrir a los supermercados con canastas, en lugar de recibir en esos establecimientos fundas de material plástico para transportar los bienes adquiridos. También sintió que no podía –a pesar de la alta capacidad de coacción de Carlos Marx Carrasco y su aparataje del SRI- hacer valer su sola voluntad.
No me voy a detener en el análisis de estas propuestas. Ya habrá tiempo para ello. Las menciono únicamente para destacar que si los medios de comunicación privados fueren controlados de manera absoluta por el gobierno, esos espacios de información y opinión no estarían disponibles para que los ciudadanos expresaran su disconformidad. Y por lo tanto, lo único que restaba bajo esas circunstancias, era aceptar resignadamente las nuevas tarifas eléctricas y los nuevos impuestos, bajo la uniformidad de pensamiento que impone la prensa estatal. Así pasa en Cuba, por ejemplo…
Seguramente en su próxima sabatina, el Presidente Correa arreciará sus ataques a la prensa no oficial, con ese telón de fondo de llamarla “corrupta”. Pero los ecuatorianos debemos meditar en que gracias a esos medios de comunicación independientes, fue posible –no se si temporal o definitivamente- derrotar la avidez tributaria del régimen hábilmente enmascarada en “ impuestos verdes” o en aumento de las tarifas eléctricas para afectar “solo a los pelucones”.
Los espacios de la prensa libre impidieron, por lo pronto, que se consume un nuevo ataque a la ya alicaída economía popular. Y aunque desconozco por cuanto tiempo durará la “detente” ese solo hecho, única y exclusivamente ese hecho, hizo sentir con fuerza de evidencia irrefutable, la diferencia entre la prensa oficial y la prensa independiente en manos de la empresa privada.
¡Bendita “prensa corrupta”!
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