sábado, 26 de noviembre de 2011

Correa es la institucionalidad

No hay duda: la institucionalidad republicana en Ecuador está encarnada en Rafael Correa Delgado. Así ha quedado demostrado en los últimos días, como para alertar a los optimistas que todavía creen en la vigencia de la Constitución de Montecristi. Las pruebas al canto:

(1) No existe Función Legislativa.- Es que si existiere en verdad una Asamblea Nacional independiente, lo mínimo que debería haber hecho su presidente Fernando Cordero, era hacer respetar la facultad del organismo para aprobar laa leyes en general y las tributarias en especial. Prefirió flotar como corcho; y ni siquiera tuvo el valor para sugerirle al presidente de la República que -en aras de la institucionalidad republicana y para, por lo menos, aparentar que sí existe la Función Legislativa- recurriese a la Corte Constitucional para que declare la improcedencia de la Resolución tomada por una mayoría simple, y por la cual no se aprobó el proyecto de ley que crea más impuestos. Solo ese pequeño gesto habría bastado para ganar la pelea en redondo, sobre seguro, porque la Corte Constitucional nunca desafiará la voluntad presidencial, y todo habría tenido un ropaje casi irreprochable de legalidad y constitucionalidad. Pero no se actuó así, porque lo importante para Correa es usar el poder sin miramientos.

(2) No existe Función Judicial.- La destitución de la Presidenta de la Corte Provincial de Justicia, es ilustrativa de que el Consejo de la Judicatura Transitorio, es la herramienta que tiene Correa para meterle la mano a la justicia. Ahí manda un oscuro personaje que tiene toda la cara de ser un ejecutor de órdenes a sangre fría. Pero además el mensaje es eficaz: todo juez que quiera actuar contrariando los designios supremos de Correa, treminará destituido, tal como ocurrió con el que autorizó el examen pericial del disco duro de la computadora del juez golondrina Paredes. El verdadero Chuky Seven está en el Consejo de la Judicatura de Transición. Y es que si no fuere así, ¿habría sido posible que un juez -actuando normalmente- condene a la Mónica Chuji, después de que el mismísimo Correa se presentó al acto de juzgamiento en la Corte de Quito? Chuji fue escogida para encarnar el escarmiento y la magnanimidad del poder supremo encarnado en Correa y sus íntimos. Pero la india ha rechazado el perdón; y su abogado exige que el juez haga cumplir la pena de prisión que le impuso. Ante eso Correa no ha dudado en amenazarla con quitarle el perdón!!

(3) No hay autonomía de los gobiernos Seccionales.- Nunca antes un zpresidente de la República ha intervenido en elecciones Seccionales. Ahora Correa lo hace en la campaña para elegir una Junta Parroquial en la Amazonía, todo porque quiere evitar que los indios se opongan a los proyectos mineros que él alienta. Y ahí fue donde se encontró con Quishpe. Y ahí fue donde se desafiaron, como en los viejos tiempos de dirigente estudiantil. Correa copa todas las instancias del poder, desde el parroquial hasta el nacional. (Pero yo creo que el cuento se le acabará cuando -ya sin Nebot de por medio- quiera meterle la mano con alcalde propio, a los destinos de Guayaquil. De eso hablaremos otro día...)

Queda demostrado que la institucionalidad republicana en Ecuador ha quedado reducida a lo que Rafael Correa Delgado, incluso a pesar de su investidura como Jefe de Estado y a la vigencia de la Constitución que él mismo mandó a confeccionar a su medida. Su ambición de poder le ha dejado corta la Constitución

domingo, 20 de noviembre de 2011

Los límites del poder

Estoy convencido de que el país entrará a partir de mañana lunes 21 de noviembre, a una etapa política interesante: comprobar hasta dónde llegan los límites del poder que Rafael Correa Delgado ha ido creando desde 2007.

Me explico: cuando Correa asumió la presidencia de la República, lo hizo en circunstancias sui géneris para lo que hasta entonces era la práctica política en la Nación: no tenía un partido que lo respaldara -apenas contaba con un sector de la izquierda representada por el MPD y algunos activistas del movimiento indígena y de los sindicatos- y por lo tanto tampoco tenía un solo diputado en el entonces denominado Congreso Nacional. Pero contaba con las simpatías de un sector de la prensa en cuyo antifebrescorderismo cerril cabalgó hasta llegar a la presidencia, como una alternativa a la partidocracia y a las temidas pretensiones berluscónicas de Álvaro Noboa. Carlos Vera y el mismo Alfredo Pinoargote fueron íconos de esas posturas. Y la mayoría de medios escritos jamás disimularon sus preferencias...

Desde entonces, poco a poco Correa fue tomando todos los poderes con la complicidad de diputados como Andrés Páez,los del MPD, algunos del PRIAN con Jorge Cevallos a la cabeza (¿recuerdan que le permitieron dar un golpe para hacerse de una mayoría legislativa con los diputados de los manteles?) y todos quienes por temor o a la espera de que pasara la calentura, nada hicieron para impedir que arrasaran con los entonces llamados Tribunal Constitucional y Tribunal Supremo Electoral. A la justicia fue más fácil someterla. Y un Contralor complaciente y facilitador, les aseguró que la Revolución Ciudadana se convirtiera en un acto de "coser y cantar".

Así ocurrió con la Asamblea Constituyente y ese adefesioso parto de los montes llamado Constitución de Montecristi. Hasta que vino la consulta de mayo pasado, para meterle mano a la justicia; y la condena a El Universo. Ahí recién, los concupiscentes de la víspera advirtieron que enfrentábamos no a un político tipo Velasco Ibarra -la diferencia está en que Correa ha sabido darle a los militares todo cuanto gusten y quieren- sino a un hombre que tiene entre manos un proyecto hegemónico, de corte fascista.

Ese proyecto es el que mañana 21 de noviembre, tendrá su prueba de fuego: veremos si en la Asamblea, hay capacidad para hacer respetar las resoluciones de la mayoría. Y si, al final de la historia, al fin habrá una mano que por lo menos se atreva a ponerle cascabel al gato!
Martha Roldós,