domingo, 8 de agosto de 2010

Martí, Bolívar, Alfaro...

¿Se ha puesto usted a encontrar el hilo conductor que une a las revoluciones de Cuba, Venezuela y Ecuador? Hágalo. Es un ejercicio interesante.


Martí fue el líder de la lucha de independencia de Cuba. Cuando Fidel y los revolucionarios del Movimiento 26 de julio asumieron el poder en la Isla, hace ya 51 años, utilizaron la figura histórica de Martí como elemento aglutinante que les permitió -detrás de la lucha "anti imperialista" que se le atribuyó- maquillar eficazmente la posición marxista de los revolucionarios. Pero Martí nunca fue marxista... Ni siquiera socialista!

Simón Bolívar lideró la independencia de Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y lo que es actualmente Bolivia. El presidente venezolano Hugo Chávez le dió a su revolución el mote de "bolivariana" cantando la letanía de que "alerta, alerta, alerta que camina, la espada de Bolívar por América Latina". Y ha puesto a trabajar a historiadores oficiosos, con el fin de que le ayuden a encontrar en Bolívar los rasgos anti imperialistas que cohonesten sus prédicas contrarias a Estados Unidos. No se ha detenido ni siquiera en exhumar los restos del Libertador, dizque para demostrar que fue envenenado por la "oligarquía bogotana" y sobre la base de esa afirmaciónm, tener un motivo más de reivindicación histórica que saldar con Colombia. Pero Bolívar ni resucitado podrá ser convertido en líder del socialismo del siglo XXI. Esa es la verdad de la historia.

Y para no quedarse atrás, en Ecuador la "revolución ciudadana" también ha querido crear sobre la imagen de Eloy Alfaro una posición "anti imperialista" y convertirlo en su ícono político. En ese empeño folclórico, ha llegado al extremo de trasladar parte de sus despojos (los que quedaron, después de que fue incinerado en El Ejido de Quito, el 28 de enero de 1912, o sea hace casi un siglo)del Mausoleo que la familia de "El Viejo Luchador" construyó en Guayaquil para cumplir sus deseos de descansar eternamente en esta ciudad que fue su verdadera cuna política.

Á los historiadores les corresponde un estudio detallado de las semejanzas y diferencias entre estos tres personajes de la historia latinoamericana. Pero no hay que ser un estudioso de la historia para concluir que si en algo coinciden Chávez y Correa, es en utilizar el mismo recurso que hace medio siglo pusieron en vigencia los revolucionarios cubanos, para cobijarse en la figura del "Apóstol" Martí con el fin de justificar todo lo bueno, lo malo y lo feo que han cometido en nombre de una revolución socialista, que Martí nunca propugnó.

Como Bolívar. O como Alfaro. Nunca propugnaron una revolución socialista, menos una revolución marxista. (El igualitarismo liberal que propugnaba Alfaro, está más cerca del mercantilismo que del socialismo)

Ya habrá tiempo para desmenuzar el liberalismo alfarista, y sus facetas fundamentalmente anticlericales y contrarias a las formas feudales de producción que los terratenientes serranos defendían desde la creación de la República en 1830, a diferencia de las formas mercantilistas que los comerciantes guayaquileños alentaban y en las que basaron su auspicio a la revolución liberal del 5 de junio de 1895. Pero la conclusión es breve y rotunda como un estornudo: no hay en Alfaro el socialista que la revolución ciudadana quiere resucitar para utilizarlo como antecedente de su proyecto político que es el socialismo del siglo XXI.

Esta es la verdad de la historia. La historia que no se podrá cambiar.

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