miércoles, 4 de mayo de 2011

Una sola razón para votar NO

Votaré NO en todas las preguntas de la Consulta del próximo sábado 7 de mayo. Tengo varias razones. Pero apenas me basta un argumento general para sustentar mi decisión: la nuestra, de acuerdo a la Constitución, es una República; y por lo tanto, los Poderes del Estado, están repartidos en las Funciones Ejecutiva, Legislativa y Judicial, cada una con sus responsabilidades y obligaciones determinadas con arreglo a la Ley Fundamental.
De aceptar como válido el deseo del Presidente Correa de "meterle la mano a la Justicia", se le concedería un Poder que es distinto -total y absolutamente distinto- al que el pueblo le confirió cuando fue elegido. Es, en suma, un poder dictatorial; pues en la práctica, si la Función Judicial pasa a ser subordinada a la voluntad de las Funciones Ejecutiva y Legislativa, (pero en el fondo, de la Ejecutiva, representada por el Presidente de la República), desaparece la división de Poderes, que es la esencia misma de la institucionalidad republicana.
Se me dirá que el grado de corrupción judicial es tal, que para resolver grandes males lo único que cabe son soluciones extremas... Pero esa es una apuesta tan riesgosa, que traerá como consecuencia atropellar los procedimientos -como ya se nota en la designación del Fiscal General, proceso en el que de manera descarada se manipula para favorecer al candidato proclamado ganador por el mismísimo Presidente Correa- y asegurarle al régimen que tendrá jueces a su medida, no solo para castigar a la delincuencia, sino para intimidar a la prensa y, de paso, asegurar la impunidad de funcionarios sobre los que pesen cargos de corrupción.
Preservar una estructura independiente -e interdependiente- de los Poderes del Estado, es asegurar la soberanía de la ley. Y las sociedades democráticas son aquellas en las que prevalece la manifestación del soberano, (o sea del pueblo), por encima de la voluntad discrecional del gobernante de turno. Ya lo dijo Aristóteles en "La República", hace 2.300 años: "Se cometería una falta grave si se sustituyera la soberanía de la ley con la soberanía de un individuo, siempre sometido a las mil pasiones que agitan a toda alma humana"
En 4 largos años, hemos conocido las más de mil pasiones -ciertamente algunas de ellas loables, pero otras llenas de venganza y odio- que agitan el alma del Presidente Correa. ¿Estarías dispuesto a cometer esa falta grave, señalada por Aristóteles hace tantos siglos? Por lo menos yo, no.
¡Por eso votaré no!


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