lunes, 25 de julio de 2011

CONVERTIR A GUAYAQUIL EN EL HONG-KONG DE SUDAMÉRICA

Este Aniversario de Guayaquil es, sin duda, excepcional. Al margen de discutir si son 476 años de Fundación los que se conmemoran, o si en realidad se trata de un largo y accidentado proceso fundacional, que se inició en las llanuras andinas de Liribamba, conforme lo demostró Miguel Aspiazu, el hecho cierto e incontrovertible es que la ciudad enfrenta ahora un desafío ineludible: proyectarse para llegar a sus 500 años como una Ciudad-Estado, que mantenga respecto al resto del Ecuador, un estatuto similar al de Hong-Kong y China.

Una propuesta de este tipo tiene que ser trabajada por un equipo de sociólogos, politólogos, administradores, expertos en finanzas públicas y en el desarrollo y mantenimiento de recursos, para definirla no desde una visión separatista, sino como una alternativa de inclusión del enorme potencial productivo que representa Guayaquil, con el fin de aprovechar su privilegiada ubicación geográfica en el Pacífico en beneficio de las regiones deprimida del país.

En la práctica, Guayaquil ha sido eso desde sus orígenes. Fue fundada con el ánimo de convertirla en el Puerto que Quito quería para vincularse al mundo exterior; vinculación que hace 500 años únicamente podía lograrse por el mar. Y sus habitantes fueron poco a poco modelando una visión autónoma de desarrollo productivo, para responder a la marginación que el centralismo colonial primero y republicano después, le impusieron; al punto que en los círculos más rancios del poder burocrático centralista capitalino, sus referencias a Guayaquil fueron y siguen siendo, "al puerto"...

Precisamente el 9 de Octubre de 1820, que originó lo que hoy es Ecuador; y el 5 de Junio de 1895, que fijó las bases para construir la Nación moderna y liberal consolidada en el siglo XX, fueron gestas de Guayaquil; es decir de la visión que su dirigencia social, económica y política, estableció como modelo de desarrollo, sin perder de vista las realidades de las otras provincias y regiones del País. Para entender esto, basta leer el Estatuto de la Provincia Autónoma de Guayaquil, aprobado en noviembre de 1820 e inspirado por Olmedo; y el Acta del Pronunciamiento que dio inicio a la Revolución Liberal. En ambos documentos queda claro de manera meridiana, que hay una entidad económica con capacidad propia para determinar su destino, que es nada más ni nada menos que Guayaquil.

Para llegar al medio milenio faltan apenas 24 años. Serán más o menos, los mismos años que se ha tomado la ciudad y sus administradores desde 1992 hasta 2014, para rescatarla del estercolero en que se la había convertido. En estas largas dos décadas, Guayaquil ha crecido proporcionalmente, a un ritmo mayor que el resto del país. Y no hay que dejar que ese ritmo se detenga.

Incluso hay que adelantarse a los zarpazos que ya se advierten desde las orillas del socialismo del siglo XXI: arrebatarle su salida al mar, tanto por el lado de Posorja como por el de Puná; y convertirla en una ciudad violenta, sin ley y sin orden, en todos los sentidos. Contar con una prensa intimidada resulta fundamental a estos objetivos. Y tener organizaciones empresariales adocenadas, pendientes del último contrato que le puedan arañar al todopoderoso Estado, completarán la fórmula. En muchos casos esos zarpazos tendrán como protagonistas a guayaquileños, como ocurrió en el pasado y seguirá ocurriendo en el futuro... (¿ya se habrá olvidado que el actual prefecto votó a favor de arrebatarle a Guayas la actual provincia de Santa Elena?)

La única manera de enfrentar esta amenaza es construyendo una Ciudad-Estado, que no deje de ser parte del Ecuador; pero que para seguir siendo parte del mismo, necesita tener capacidad para mantener prendido sus propios motores de progreso y desarrollo.

Hay que Hongkongnizar a Guayaquil. Sin temores. Sin sentir el falso estigma de ser tachados como segregacionistas.





1 comentario:

  1. Quien tomara la batuta?, la mayoría de guayacos, especialmente los pelucones (Como dijo el montubio)que son los mas estudiados, nada hacen, solo cuando les toca el turno de ser descalabrados por Correa como que medio reaccionan, pero la mayoría sale volando a Miami. Nebot ni para que hablar, por ahí anda con el rabo entre las piernas, si nuestro alcalde que se llenaba la boca de civismo, enseñaba su pecho de chifle pregonando valentía, no hizo nada, que podemos esperar del resto de guayacos sin liderazgo ni trascendencia?

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