En su sabatina -grabada ayer, pero difundida hoy- Correa ha reiterado su calificativo de "corrupta" a la prensa. No ha dicho expresamente cuál prensa es la corrupta. Lo hace con la viveza de quien lanza el guante a la espera de que se lo chante el que sienta que le calza, para darle la razón al viejo dicho. Pero habiendo mencionado reiteradamente a EL UNIVERSO, lo menos que debería hacer ese Diario ahora -y que lo debió hacer el mismo matutino y otros medios de comunicación desde 2007- es demandar judicialmente para que Correa diga en qué se basa, qué hechos conoce, cómo es que le consta, o cuál es la razón de sus dichos según los cuales la prensa es ¨corrupta¨¨...
En verdad la misma prensa tiene responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
Si desde cuando empezó a reclamar por las informaciones que los medios difundían y que él consideraba contraria a los propósitos de su gobierno, la prensa y la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos-AEDEP, lo hubiesen emplazado a concretar sus acusaciones, no se habría atrevido a declarar públicamente en el acto de posesión del 10 de agosto de 2009, que su principal enemigo era la prensa; declaración que fue tomada por los aludidos no como una amenaza inminente, sino con la liviandad de quien juzga el desvarío de un infante terrible. Si cuando se apropió en nombre del Estado, de varios canales de televisión, radiodifusoras y un diario, a pretexto de resarcirse del presunto perjuicio causado por sus propietarios que oficiaban de banqueros, la prensa le hubiere exigido que por ningún concepto el gobierno tomase el control de esos medios de comunicación, y los entregara en fideicomiso -hasta que se vendieran- a las universidades o instituciones culturales, entonces se habrían frenado los afanes de manejar a la comunicación desde la única y exclusiva vertiente oficialista, que es lo que distingue a los regímenes totalitarios tal como lo describió George Orwell en su novela "1984" (aquella del Gran Hermano), o como efectivamente acontece en Cuba desde 1959.
En la sabatina difundida hoy, Correa ha insultado una vez más a los políticos. Calificó, una vez más de "burro" al Asambleísta Leonardo Viteri y a otros que no los identificó por sus nombres, pero sí por su militancia política, diciendo que los había visto abordar un vuelo "en manada" y que esa era la prueba de que los burros volaban. El Alcalde Nebot tampoco se libró de sus arremetidas, y ahora lo acusó de manipular jueces para que fallen a favor de EL UNIVERSO. Deberían esos políticos y el Alcalde, perderle el miedo. Deberían plantarle una demanda y pedirle indemnización por 80 millones de dólares cada uno, para hacerle honor a la desmesura del fallo del Juez Paredes.
En verdad los políticos tienen responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
¿Acaso hemos olvidado que esos políticos enmudecieron cuando hordas gobiernistas atropellaron al antiguo Tribunal Constitucional e impidieron que el Congreso funcione, luego de que el Tribunal Supremo Electoral de ese entonces, (presidido por alguien cuyo nombre no recuerdo, pero cuya figura es bastante parecida a la del juez Paredes), destituyó a 57 diputados elegidos por el pueblo, y puso en su reemplazo -con la simpatía y complicidad de diputados como Páez, Roldós, Escala, entre otros- a los famosos diputados de los manteles? ¡Prohibido olvidar!
Ha llegado la hora de decirle basta a tanto atropello. La materia para eso está en la sabatina de hoy. En los insultos, en las descalificaciones. Lo demás, solo será como llorar sobre la leche derramada.
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