En su sabatina de hoy, (9 de julio de 2011), el Presidente Correa ha develado lo que muchos sospechábamos desde hace fuuu... ¡La campaña electoral para 2013 ya ha comenzado! ¡La ha iniciado él, solo él, nadie más que él! Así se explica, de adehala, su continua y cada vez más radical arremetida contra los medios de comunicación.
Hace algún tiempo, cuando alguien le recordó que ya había ganado las elecciones para el período 2009-2013, y que por lo tanto le correspondía gobernar, respondió diciendo que estaría en campaña todo el tiempo; que él no había sido elegido para quedarse cautivo en Carondelet sino para hacer campaña de provincia en provincia, de ciudad en ciudad, de barrio en barrio, de pueblo en pueblo. Parecía que luego de la Consulta del 7 de mayo pondría un alto a su peculiar estilo de gobernar desde la tarima. Pero solo ha sido una percepción, que precisamente el resultado de esa Consulta le ha llevado a contrariar: el Presidente Rafael Correa Delgado ha tomado la iniciativa de arrancar por su propia cuenta y riesgo, la campaña con miras a las elecciones presidenciales para el período 2013-2017.
En principio no habría nada de reprochable que un Presidente, fiel a su estilo de hacer política desde la confrontación permanente, apele a recursos histriónicos para sostener sus tesis. Lo reprochable es que asuntos tan graves como los relacionados con la seguridad de los ciudadanos, se aborden partiendo de una perspectiva única, sin oportunidades para los matices: entonces, según la visión del Presidente Correa, todo se reduce a una conspiración de la prensa corrupta para desmentir las estadísticas según las cuales ahora se mata menos, se roba menos, se secuestra menos, se viola menos. Y por esa conspiración, la prensa triplica las noticias dándole incluso portada a los hechos de crónica roja; y los noticieros de la televisión no controlada por el régimen le conceden espacio a difundir un robo o un asesinato, todo por contradecir el éxito que tienen los operativos de seguridad que el gobierno ha puesto en marcha. Todo porque -cáiganse para atrás, como Condorito- la campaña electoral de 2013 ya ha comenzado...
Mala cosa esta. Muy mala cosa. Porque el Presidente/candidato o el Candidato/presidente no podrá poner un límite entre la irresponsabilidad de decir lo que le plazca en la campaña, y la responsabilidad de hacer lo que tenga que hacer como Presidente, como Jefe de Estado, como cabeza de la Función Ejecutiva. Y tampoco habrá quien se lo ponga, porque la Contraloría es complaciente, y nunca actuará ni siquiera ante la evidencia de los hechos para por lo menos esclarecer de qué manera los recursos del Estado son comprometidos en esta nueva y larga campaña. Y tampoco habrá quien se le oponga, porque la Asamblea es un apéndice vergonzoso y vergonzante del Ejecutivo. Y la Función Judicial solo es una caricatura de la Justicia, donde tampoco nadie podrá saber dónde comienza la concupiscencia del poder y dónde termina el pudor elemental de los jueces.
Pero mientras todo eso ocurre, la inseguridad sigue campeando. No sé si hay más muertos porque la prensa da cuenta de los hechos en sus notas de crónica roja. O si hay más muertos porque la delincuencia entendió que los mensajes del gobierno, desde hace más de 4 años, han sido estimulantes para sus actividades, porque desde el mismísimo poder se los exculpó de cualquier responsabilidad penal inmediata, pues fueron declarados víctimas de un sistema que, según dijeron los revolucionarios de mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias, la derecha -y por añadidura, la larga noche neoliberal- impusieron. ¡Prohibido olvidar!
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