"No esconda su cobardía en su nerviosa sonrisa, ¡diga la verdad!"
Esta sola frase de la Asambleísta de Madera de Guerrero, Cynthia Viteri de Villamar, da a la carta pública dirigida al Presidente Rafael Correa, y que hoy aparece en la edición de EL UNIVERSO, (pág. 4), un toque distinto a todos los juicios de valor con que se ha magnificado la capacidad de comunicación que se le atribuye al primer mandatario, para atribuirle una fortaleza casi invencible en su accionar político.
Cynthia ha salido en defensa de su madre, la Presidenta de la Corte Provincial de Justicia de Guayas, quien seguramente será sancionada por el Consejo de la Judicatura de Transición, que ya le ha levantado un expediente haciéndose eco de una denuncia casi anónima de un "comerciante" quiteño, quien la acusa de haber ofendido al inefable Juez Paredes, el de la sentencia en el caso Correa vs. El Universo: "Ud. le está ordenando a los tres títeres que tiene en el Consejo de la Judicatura que la sancionen para que al salir ella, el ministro juez Primo Días asuma la Presidencia de la Corte de Justicia y salga de la Sala que maneja su juicio en contra del Diario EL UNIVERSO y seguir cambiando los jueces hasta que encuentre a los tres que se sometan a sus órdenes y pueda meterse al bolsillo 80 millones de dólares, tomarse el Diario y atemorizar al resto de medios que quedan libres y que denuncian su incompetencia y los actos de corrupción escandalosos de su gobierno y de paso, con la justicia en sus manos, obtener la sentencia del 30-S, que lo libere en lo posterior del castigo por un delito imprescriptible y extraditable"
Pero vamos por partes. Lo primero que la Asambleísta devela en su carta, es algo que Correa no puede ocultar: su sonrisa. Se trata de una expresión que denota profundos resentimientos, detrás de los cuales se alimentan las más insólitas venganzas. En los 6 años que Correa lleva expuesto al público, quienes habíamos advertido este rasgo de su lenguaje facial no entendíamos por qué sus adversarios -y sobre todo las víctimas de sus dicterios especialmente sabatinos- pasaban por alto lo que en verdad comunica su sonrisa: una terrible inseguridad, una patológica reafirmación de su mal de hubrys (es decir la desmesura que causa el poder, en políticos a los que el poder se les sube a la cabeza provocándoles un estado mental de borrachez) y que en último caso lo conducirá a un estado de paranoia que le impedirá desempeñarse en su cargo de Presidente de la República con idoneidad. Para los incrédulos, les recomiendo examinar todo lo que ha armado a propósito del 30-S; todo cuanto ha dicho respecto a sus antiguos compañeros de Alianza País, etcétera. Llegarán a la conclusión de que Correa padece de esa terrible enfermedad...
Lo segundo que evidencia la carta de Cynthia, es que el temor -que tanto daño hizo a los socialcristianos, al punto de preferir llamarse Madera de Guerrero para convertirse en un movimiento local y perder la obligada presencia nacional que estaban obligados a mantener- va desapareciendo. Ya se sabe cuál es la principal debilidad del líder invencible: está en su psique. Está en sus profundas frustraciones. Por eso no teme causarle dolor a su madre, disputándose públicamente con su hermano mayor (al margen de los verdaderos motivos que originaron esa disputa, real o simulada), ni a sus sobrinos, que llevan su apellido, que son hijos de su hermano, primos de sus hijos, nietos de su mamá. "No le tenemos miedo ni a Ud. ni a los bufones que lo rodean, somos mujeres valientes como lo son las mujeres ecuatorianas, mujeres que vemos en su hipocresía y nerviosa sonrisa el miedo en su rostro. ¿Le molesta que le digan la verdad? ¿Le molesta la gente que no agache la cabeza para que Ud. se la corte? Pues, con nosotras pierde el tiempo, me río de sus bravuconadas, me río de sus amenazas. Ojalá y Ud. algún día pueda sentir el mismo amor y orgullo que yo siento por mis progenitores. ¡Por ello le tengo lástima!"
La carta de Cyntihia es una azotaina bien merecida, que nadie antes le ha querido dar a Correa. Y lo ha hecho luego de relevar todos los terribles complejos que oculta su carismática sonrisa...
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