sábado, 31 de diciembre de 2011

2012

Al margen del lugar común que identifica a 2012 como "difícil (para los ecuatorianos) por ser año electoral", creo que nacerá con expectativas interesantes, en las que será muy difícil trazar una línea para balancearlas entre el optimismo y el pesimismo. Sin embargo, el optimismo en lo económico puede generar pesimismo en lo político, tal como lo demostraré a continuación:

Primero veamos lo que puede dar espacio al optimismo: si se mantienen las última tendencias de crecimiento económico que prevalecieron durante 2011 a pesar de la crisis de la eurozona, es posible que todavía existan oportunidades para mantener ese ritmo alcista, incluso hasta el primer semestre. Esto quiere decir que mientras esa crisis no afecte al precio internacional del petróleo, y China siga siendo un importante demandador de materias primas originarias de Latinoamérica, la región continuará, aunque con menor ritmo, la expansión que ya registró entre 2010 y 2011. O sea que la clave está en que China no se contamine con la crisis europea.

En lo interno, la política expansiva basada en la inversión pública, si bien podrá refrenarse tampoco lo hará a un grado que afecte al crecimiento, porque todavía al gobierno le falta ejecutar una serie de obras para las cuales ya tiene recursos comprometidos; y seguramente emprenderá otras -tal vez no tan espectaculares como las anteriores- precisamente para estimular una coyuntura electoral favorable. Otra vez, la clave está en los precios del petróleo y en los créditos que pueda obtener entre otros proveedores, de China.

Los escenarios pesimistas se relacionan también con el factor precios del petróleo. Pero nada hace prever que en 2012 el precio internacional del crudo tenderá a la baja. Es decir que por lo menos se mantendrán. Por lo tanto el régimen dispone de un margen de maniobra más o menos cómodo para continuar sus políticas expansionistas.

Ese margen de maniobra sí podría afectarse por dos circunstancias.

En lo económico, el tema se relaciona con la renuencia del régimen a los Tratados de Libre Comercio, que afectarán la competitividad de las exportaciones ecuatorianas frente a sus vecinos Colombia y Perú, que sì tienen TLC con Estados Unidos y la Uniòn Europea.

En lo político, hasta ahora la mano dura con los adversarios, le ha dado réditos al régimen. Pero en los últimos meses, y más concretamente después de la Consulta Popular del 7 de mayo de 2011, los efectos post 30-S le están pasando factura a la hegemonía del gobierno de la Revolución Ciudadana. Hay emigración de aliados. Hay gente que desde adentro de Alianza País pide espacio, porque en 5 años de apoyo constante, sienten que es poco lo que han logrado en términos beneficio/costo. Y esos pueden pasarse al otro bando. Nada más que en la oposición, el acuerdo será difícil, porque para encontrar un líder que se oponga eficazmente a Correa en las elecciones, habrá que prescindir de Alvarito, Lucio y Cinthya. Y Lasso no es -perdóneseme la franqueza- ni chicha ni limonada.

En este escenario electoral, la oposición tiene que saber sacar provecho a una debilidad cada vez más notoria del gobierno: una agresiva ola de corrupción pública, al punto que en muchos círculos del poder dicen que como ya se prohibirá usar 30-S ahora se utilizará 30%...!!!!

2012 no será año fácil ha dicho el propio presidente Correa. Lo comprendo. La débil raya que marca la diferencia con lo difícil reside en su capacidad de exposición mediática.

Para él, todas las naves se le quemarán con el pronunciamiento de la Corte Nacional de Justicia, el 13 de enero, respecto al juicio contra "El Universo" y los hermanos Pérez. Como el conquistador Hernán Cortéz, quedará reducido a un solo sitio, sin posibilidad de escapar, una vez que la sala de la Corte Nacional de Justicia dicte sentencia. Habrá, en verdad, quemado sus naves.

Porque en caso de ser favorable -como se espera- la sentencia de la Sala, no podrá seguir acusando de corrupta a una justicia que le ha dado gusto en todo. Y si el fallo fuere desfavorable, tendrá que pisar el acelerador para que la nueva Corte Nacional reestructurada, se inaugure dándole la razón. Y entonces, nadie dudará de que la Justicia ha perdido realmente autonomía.

De darse esta conjunción de factores -hablo como Mercado- 2012 será un año crítico. Veo en la bolita mágica un régimen hegemónico que controlará a todos los poderes. Y que tiene el respaldo de una bonanza económica, producida por el alto precio del petróleo. Igual que Chàvez, el de Venezuela...

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