Excúsenme que hoy sábado 17 de diciembre de 2011 escriba un segundo blog.
Pero como no tuve oportunidad de ver el show sabático del Presidente Correa, me he quedado anonadado ante la acción de romper un diario frente a las cámaras de televisión, con la que el Primer Mandatario ha desafiado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por su interés en defender la libertad de prensa en Ecuador.
El estado de ira del presidente era inocultable. Su rostro descompuesto; la mirada perdida, casi vaciada de expresión porque estaba enturbiada por el odio, constituían el marco para una serie de gestos con los que hacía ostensible su fastidio por la noticia que los diarios publicaron hoy, dando cuenta de una visita que su amigo Panchito Latorre hiciera ayer al despacho del Fiscal Provincial, Antonio Gagliardo. "Tanto Latorre como Antonio Gagliardo dijeron que la visita fue para tratar sobre la salud del asambleísta hermano del fiscal", dice una nota de portada de El Universo.
Pero el Presidente ha reaccionado con iracundia incontenible. Ha llamado al pobre Panchito -así le decía repetidamente- para darle oportunidad de que en la misma cadena sabatina explicara por qué fue la visita.
Y Panchito no ha dudado en contar la historia, con la seguridad del que nada teme.
Ha dicho que en ese edificio trabaja un hijo suyo (no precisó si en alguna dependencia de la Fiscalía); y que, habiendo ido a visitarlo, se interesó en conocer sobre el estado de salud del Asambleísta Gastón Gagliardo, hermano del Fiscal Gagliardo, a quien esperó porque al llegar no se encontraba en su despacho; y cuando salió de la visita, fue abordado por unos periodistas que le preguntaron los motivos de su visita, que él las explicó dejando aclarado que no tenía ninguna relación con el caso Chuky Seven que investiga Gagliardo.
La serena explicación de Panchito bastaba y sobraba para que la ciudadanía que mira y escucha el show quedase tranquila. No hay nada más noble que interesarse por la salud de un amigo. Y la nobleza es mayor, si se hace un alto al duro ajetreo que seguramente representa ser Asesor del Presidente de la República, para visitar a un hijo en su sitio de trabajo y, de yapa, averiguar por la salud de su amigo, por casualidad también hermano del Fiscal Provincial.
Pero al presidente Correa semejante despliegue de la prensa corrupta le parece insoportable. Por eso estaba desencajado. Tanto o más que el Secretario de Comunicación. Entre ambos descalificaron a la prensa. Todo terminó cuando, alzando el ejemplar de un Diario, lo rompió afirmando que ya no servía ni para madurar aguacates. Y el pobre Panchito recibió un delicado tirón de orejas presidencial, al pedirle que para la próxima avise de sus visitas...
A mí me dio mucha pena. Tan fuera de si el Primer Mandatario de una Naciòn como la ecuatoriana, todo por una nota que bien podría haber salido en las páginas sociales. Tan fuera de sí el Primer Mandatario de una Nación como la ecuatoriana, que pierde la dimensión de su mandato de Estadista y rompe un ejemplar de la odiada prensa.
A mi me dio mucha pena. Si no me creen, miren el video. Ojalá que no compartan mi percepción, pero me pareció un gesto despechado, impropio de un Presidente de la República, pero más propio del mismísimo Juanga.
A mi me dio muchisisisisima pena!!
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