No me había percatado de lo patético que resultan sin corbata los líderes de la ALBA, (porque debe escribirse así, en femenimo, pues se trata de la Alianza Bolivariana, ese club de perdedores que lo dirige Chávez) hasta que vi en la televisión las imágenes de los presidentes que concurrieron a la posesión de Daniel Ortega, una vez más como Presidente de Nicaragua.
Y ahí estaban, bajo el comando de Hugo Chàvez y de Ahmadineyad, varios presidentes y altos invitados, que lucían su informalidad relevada por la ausencia de la corbata.
La corbata es, ciertamente, una prenda inútil de uso masculino -aunque algunas mujeres también gustan lucirlas a su manera- que solemos utilizarla generalmente cuando vestimos de traje, para resaltar el tono del saco y de la camisa. Al menos eso es lo que me han dicho mis amigas y amigos que ejercen el oficio de Petronio: ser árbitros de la moda. Y yo, asumo sus explicaciones con la reverencia que merece una verdad incontrovertible.
Pero al margen de la moda y de sus extravagancias, es interesante advertir cómo los revolucionarios dirigentes de Latinoamérica, ostentan su postura anticapitalista prescindiendo de la corbata. Al parecer en la corbata han resumido todos los símbolos del sistema. Y como son socialistas del siglo XXI, simplemente no la utilizan. Se distinguen así de lo que hacía Enrique Ayala, quien se ponía una elegante corbata roja como expresión iconográfica del socialismo que dice encarnar, aunque Nebot -en el célebre "ven para mearte"- le apostilló su condición de "cojudo" porque a màs del color rojo de su fina corbata de seda, fumaba tabaco inglés en pipa...
Antes de la revolución ciudadana, los miembros de la partidocracia desde los más ilustres hasta los más deslustrados, se esmeraban en usar corbatas que los distinguieran de la chusma por la nueva posición política con que eran premiados, ora en un ministerio ora en una curul legislativa.
Pero cuando llegaron los de PAIS, la corbata perdió significado.
Primero fue el Presidente Correa con sus camisas autóctonas que, dicho sea de paso, las piensan patentar, quien utilizó un cuello que no está diseñado para anudarle una corbata. Luego Patiño, Fander Falconí, Javier Ponce, y eventualmente los Alvarado, se sumaron a la iniciativa al punto que hasta con camisas confeccionadas para el efecto, no adornan sus célebres y apetecidos cuellos, con corbatas. Uno de los pocos que usa corbata a veces en tono rosa, es Alexis...
Desconozco dónde empezó la moda de los descorbatados. Pero no me imagino a Ahmadineyad con corbata. Y quizá nunca se ponga una, por el temor de que cuando la reciba sea tan tosca y mortal como la que le pusieron a Saddam Husseim, el ex archi enemigo de Irán, que tampoco era muy amigo de las corbatas, a juzgar por varias fotografías en la que se lo ve sin tal prenda. Y sin embargo de que desconozco el origen de la moda, lo que sí es cierto es que constituye hoy por hoy una señal de ser revolucionario. Y de pertenecer a la ALBA.
De manera que cuando usted vea a alguien cantar el "hasta siempre Comandante" (en referencia al Chè Guevara), gritar mueras al imperialismo yankee, lamentarse por la suerte de Kadafi, lanzar loas a Ahmadineyad, y otras cosas de esa naturaleza, puede estar seguro de que aquel individuo no es auténtico en sus expresiones, si lleva corbata. En cambio si está descorbatado, sonría con satisfacción: tiene frente a usted a un auténtico ejemplar de la revolución latinoamericana, no importa si el padre de ella es Chávez, Ortega, Evo o el mismísimo Correa.
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