martes, 21 de febrero de 2012

¡Aminta...!

De Aminta Buenaño nunca tuve una buena opinión. Me pareció arribista, incluso en su ejercicio pretendidamente intelectual. Y a mí me consta cómo se desvelaba por tener una columna en El Universo. Y cuando la obtuvo, cómo se desvelaba por agradar a los socialcristianos, en especial a Jaime Nebot...

En todos los casos, Aminta hacía gala de su pretendida condición de montubia. Y para eso adoptaba una pose de desenfado social, con la que ensalzaba su realismo mágico de irredenta arribista.

Por eso no me sorprendí cuando se enroló en las filas de la revolución ciudadana. Tampoco me sorprendió su actitud de hostilidad a la gestión del Alcalde de Guayaquil, porque era obvio que ahí se enmascaraba su ambición de escalar en la estructura del poder que con tanto entusiasmo contribuía a crear desde su ignara postura socialista, a propósito de la Constituyente de Montecristi.

Sin establecer un exhaustivo paralelismo, Panchana se le quedaba corto en objetivos y prácticas. Ahí donde este era taimado y locuaz, ella era silente y audaz; ahí donde Rolando usaba su pretendido "carisma" de comunicador, ella se maquillaba de pueblo montubio, para reivindicar sus frustraciones personales, detrás de intereses colectivos; y ahí donde Panchana quería aparecer como el padre de un nuevo orden para institucionalizar a la prensa dentro de los parámetros del socialismo del siglo XXI, ella apenas era la hijastra de un amasijo de ideas a las que veneraba por conveniencia... Pero ha sido más eficaz que Panchana.

Esa eficacia la llevó a ser embajadora en España, donde acaba de protagonizar uno de los actos más abyectos para cualquier persona decente: la deslealtad a los principios. Ella, que escribió en El Universo, ahora como embajadora de Correa defiende la sentencia que condena al diario y a sus directivos. Lo mínimo que debía hacer era quedarse en silencio. O mandar a otro a defender lo indefendible...

Porque las preguntas de rigor son muy simples pero difíciles de responder: ¿cuando Aminta escribía en El Universo, ese diario era diferente al que ahora es objeto de los ataques de Correa? ¿Qué cambió en El Universo para que ahora merezca los ataques de su ex columnista Aminta Buenaño?

Pero no. Como para explicar que esas preguntas no tienen respuestas, quiero comentar que Aminta ha creído su deber atacar a El Universo en una carta enviada a los medios de comunicación de España, tratando de explicar y justificar la sentencia que favoreció a su nuevo jefe. Y no es que valga la pena desenmascarar a la embajadora de Ecuador en España por lo que ha dicho. Sino por el precedente que su actitud comunica para la prensa libre del Ecuador.

No me extrañaré cuando, después de algún tiempo, Buenaño aparezca en la otra orilla, atacando a Correa...

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