No le fue bien a Pierina, la hermana del Presidente Correa,en su entrevista de hoy en la mañana con Alfredo Pinoargote para aclarar su vinculación con el escándalo de la narcovalija.
Y no le fue bien porque -seguramente como a usted y como a la mayoría de los telespectadores- la primera pregunta que surgió fue incontenible, como un estornudo: a más de su vínculo fraterno, ¿a quién representa la señora Correa? Porque, de lo que yo recuerde, nadie la eligió para nada. Y en su relación con los emigrantes, la legitimidad que ostenta no nace de haber ganado una elección que es exactamente lo que el Presidente enrostra a sus adversarios para desconocerlos como actores de la vida nacional.
Este solo detalle demuestra que la revolución ciudadana no es ajena a ese manejo patrimonial, tan típico en latinoamérica, y que lleva a parientes de los caudillos a ejercer funciones al margen de la voluntad popular. Así por ejemplo en México, durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari, su hermano Raúl manejó una red de corrupción que terminó aniquilando las décadas de vigencia del PRI en el poder. Y en Cuba, difícilmente Raúl hubiese sucedido a Fidel -sin otra legitimidad que el factor dinástico- en el gobierno. O en Nicaragüa, Rosario Murillo no sería parte del poder hegemónico que sustituyó a Somoza, si no fuese la esposa de Ortega. Y así se puede ver en tantos otros casos, como los Kirchner de Argentina, etcétera...
Entonces, la segunda pregunta -también incontenible- es: ¿qué diferencia a este gobierno de los odiados de la partidocracia, donde hermanos, agnados y cognados, participaban activamente en el manejo de los negocios de la República sin ninguna legitimidad sancionada por la voluntad soberana del pueblo al que dicen representar por ósmosis, gracias a la elección de algún poderoso pariente que les confía ciertas tareas aparte de las responsabilidades que el ejercicio democrático del gobierno, impone? A ellos no se los puede fiscalizar, para averiguar por ejemplo a qué se debe, verbigracia, su recién estrenada buena fortuna...
No se si Pierina tenga algo que ver en el desaguisado de las momias cocaleras. Pero me pareció tan patética su explicación de que había sido designada "madrina" de los ecuatorianos en Milán, que incidentalmente recordé a Mario Puzzo. Solo que en vez de El Padrino de su obra, tan magistralmente caracterizado en el cine por Marlon Brando, ahora en tiempos de la revolución ciudadana, ella es simplemente "La Madrina"
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