"Hay entre las revoluciones nadadores contra la corriente y son los partidos viejos". La frase es de Víctor Hugo, en "Los Miserables". Y retrata sobremanera la realidad pre electoral de Ecuador.
Muchos de los adversarios de Correa y de su revolución ciudadana, son nadadores contra la corriente en la medida que se identifican no solo con los viejos partidos sino con sus viejas prácticas.
Y no es que está mal que existan viejos partidos. Lo malo está en que por la presbicia intelectual que padecen, no logran leer sin estirar los brazos, las nuevas realidades que plantea el poder. Esas nuevas realidades están además escritas de manera general, en letras menuditas; y provocan una confusión de líneas y párrafos. Veamos:
La oferta de incrementar el bono de desarrollo humano es un típico caso de la presbicia que padecen. Es que de cerca no pudieron leer que tras semejante propuesta se esconde a más de una clamorosa hipocresía social, una traición a los postulados económicos que ellos mismos han sostenido. Entonces con esa propuesta de supuesto contenido "social" le hicieron el favor a Correa para presentar como acertada, sus prácticas populistas.
Yo no culpo a Guillermo Lasso por el ex abrupto de su planteamiento de incrementar el bono de desarrollo humano. Quizá es culpable de no haber tenido la malicia elemental para advertir que desencadenaría tempranamente un baratillo de ofertas. Y que teniendo Correa todos los poderes en las manos, aprovecharía esa oportunidad para ganar por anticipado la apuesta.
Pero eso no fue todo: el pretexto le cayó como anillo al dedo para enviar a la Asamblea un proyecto con el fin de reformar nuevamente las leyes tributarias, basándose en el cuento de que así "socializará" las ganancias de la banca. Esos impuestos no afectarán tan solo a los banqueros, sino que terminarán por quitarle seguridad a los inversionistas, lo cual se expresará en menos oportunidades de trabajo y mayor pobreza. Ahora con las elecciones a puertas no se sentirán esos efectos, porque de por sí la campaña mueve dinero, estimula el consumo y -por lo menos en el primer trimestre del próximo año- la gente tendrá relativamente más plata para gastar, incluyendo los US $ 15 adicionales que recibirán por el bono.
Nadar contra la corriente parece ser la fatalidad que acompañará a los candidatos presidenciales que se enfrentarán a Rafael Correa en las presidenciales de febrero próximo. Los partidos que Correa se ha esmerado en presentar como viejos, tienen que diseñar una estrategia nueva con el fin de ganar en la Asamblea Nacional una mayoría sólida, contundente, que incluso se blinde contra las tentaciones que el poder ejercerá para minarla.
Ergo, es en la Asamblea donde los partidos políticos tienen que crear la corriente favorable para que sea Correa quien nade contra ella.
Y esa corriente debe tener dos líneas veloces, rápidas: la defensa de las libertades y el desarrollo de una economía social inclusiva, para convertir al bono de desarrollo humano en un catalizador de emprendimientos, y no en un ejercicio paternalista de subsidios, cuyo propósito es hacer que la pobreza se perennice.
Pretender ganarle a Correa la elección presidencial apelando a su mismo discurso, a su misma oferta, a sus mismas prácticas, es nadar contra la corriente. O es mantener la presbicia propia de viejos partidos para hacer política...
No hay comentarios:
Publicar un comentario