sábado, 29 de diciembre de 2012

Los chivos emisarios

La sabatina de hoy reveló al candidato-presidente en su dimensión de mayor vulnerabilidad: el temor que siente ante la prensa independiente. Y ese temor, lo sazona con una acusación de antología: el neoliberalismo fue el culpable de la supuesta muerte del ferrocarril.

Vamos por partes: Correa aprovechó su informe semanal de este sábado 29 de diciembre, para referirse al recorrido que hizo la semana pasada con motivo de la reinaguración del ferrocarril transandino; y a su intervención difundida en cadena de radio y televisión, por la puesta en marcha del programa de seguridad ECU 611, en que defendió al Consejo de la Judicatura de Trancisión, especialmente por el nombramiento de los jueces cuestionados -no importa si en una o varias líneas- en el informe de Baltazar Garzón.

Y en todas sus referencias sobre estos temas, aludió a la prensa y a la información que ha publicado al respecto. Su sonrisa nerviosa -más parecida a muecas que a manifestación de alegría- revelaba una gran molestia. Y su molestia radicaba en que las publicaciones de los diarios no satisfacían lo que él esperaba. Por exclusión, parece lógico suponer que si la prensa hubiese destinado sus espacios de portada a comentar las inauguraciones como uno de los actos que el nuevo benefactor de la patria cumple, no habría lugar a tanta amargura presidencial. Esa amargura le llevó a reclamar airadamente, que la prensa no solo debe publicar lo que quiere, sino todo lo que hace él y su gobierno...

De lo dicho hoy por el Presidente, surgen dos inquietudes: la primera reside en preguntarse ¿para qué tiene el gobierno prensa propia? Porque si continuamente el Primer Mandatario ha reiterado que la prensa no oficial ni siquiera sirve para "madurar aguacates", qué asidero tiene reclamarle por lo que publica o deja de publicar en sus páginas.

Y la otra pregunta es continuación de la anterior: Correa dice que a la prensa no oficial, "ya nadie les cree, felizmente". Si esto es cierto, entonces ¿para qué preocuparse de lo que publica o deja de publicar un medio carente de credibilidad? Si ya nadie les cree, es inoficioso molestarse por lo que sus páginas omiten o reseñan.

Correa tiene -es mi diagnóstico- un temor por la prensa independiente. Es lo que en verdad le quita el sueño. Teme que se repita lo de Delgado. Teme que se repita lo del come-cheque. Teme que se informe sobre Duzac. Teme, en fin, que los diarios y los noticieros de la radio y la televisión sigan dando la "otra" versión de los hechos, que no es necesariamente la que la verdad oficial se empeña en contar.

Y teme -no está por demás consignarlo- que sobre las carreteras de hormigón que ha construido, circulen veloces las noticias impresas, dando cuenta de cuestionamientos a los contratos que permitieron hacer esas obras, o de las nuevas fortunas que se exhiben con impudicia por parte de actores involucrados en esas construcciones, etc. etc. Le está pasando lo que ocurría con los emperadores romanos. Para su absolutismo, una mala noticia implicaba terminar con la vida del emisario que las transportaba, no importa a la velocidad que recorría las grandes distancias, para llevarlas a su conocimiento.

Esos chivos expiatorios -que se inmolaban para calmar la furia de los dioses- ahora se convertían en chivos emisarios: son la prensa, para Correa. Para el candidato-Presidente. O para el presidente-candidato...



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