No estaba en mis planes de este domingo ver por Tv la elección de las autoridades de la Asamblea para el período 2011-2013. Pero la llamada de un buen amigo, despertó mi curiosidad.
Vi lo mismo de siempre. Esos asambleístas de palabra fácil para iniciar su discurso enviando un saludo a su pueblo -en verdad a sus familiares, amante incluida- no son para nada mejores que los de la época de la partidocracia: un Andrés F. Cordova, un Raul Clemente Huerta, un Cordero Crespo, un Assad Bucaram, un L. Febres-Cordero, un Pedro Saad, un Araujo Hidalgo, un Nebot Velasco, un C. J. Arosemena, un Otto Arosemena, un Jaime Hurtado, (solo menciono a algunos de los muertos para no disgustar a los que quedan vivos), que descollaban con sus intervenciones, muchas de ellas cargadas de finísimas ironías, con las que eran capaces de descomponer a sus adversarios.
Mejor dicho, compararlos con esos viejos monstruos de la política y del parlamentarismo ya es un despropósito. Pero apelo a semejante despropósito para remarcar que los asambleístas y las asambleístas de hoy padecen de una pobreza intelectual que apena. Y esto -con las excepciones que confirman la regla- va por igual a gobiernistas y opositores.
Pero la orfandad es mayor en la oposición. Porque ellos, solo ellos y nadie más que ellos, están llamados a ser protagonistas de la lucha política. Así como en un partido de fútbol, el que propone las jugadas tiene que ser el equipo que quiere ganar, en la legislatura el que propone las jugadas parlamentarias es el equipo que quiere ganarle al gobierno. Y eso no se vio hoy. Solo vimos a legisladores escenificando mutuos cargamontones, felices porque estaban convencidos de que así demostraban -"ante las cámaras de la televisión" según lo repetían y repetían- la firmeza de sus posiciones; firmeza que terminaba fragmentada en "ternezas" (como dicen los serranos) cuando recibían o daban elogios. Como diría Correa, en verdad son limitaditos hasta para idear formas de debate que rompan el bloqueo impuesto por Cordero y su banda de panchanas, carrillos y los demás.
Sin embargo de esto, hay algo que vale rescatar de la sesión de hoy: ya la hegemonía de PAIS no es tal. Parece que se agota de manera incontenible. La salida de Rodríguez no únicamente los priva de un voto, sino que les resta a una de sus figuras más bragadas especialmente para la lucha callejera... Y por eso era notorio que el bloque gobiernista se movía en el salón del pleno con el temor de un recién operado o de una parturienta recién egresada de la maternidad. La estrategia de Cordero -que honra su apodo, porque tiene una facultad de flotar increíble- es la de aguardar a que las cabezas se enfríen, aprovechar la pusilanimidad de una oposición casi sin iniciativas, y atraer mientras tanto a los más descontentos y bulliciosos al reparto del pastel legislativo; y luego sí esperar, como esperó las uvas la zorra de la fábula, diciendo "no están maduras"...
Pero esa espera no detendrá el agotamiento, apenas retrasará la catástrofe: caerán -y he aquí la sentencia- no por obra de la oposición sino por su propia rapacidad.
No estaba en mis planes dominicales escribir este blog. Pero la sesión de la Asamblea me recordó un paraje del "Ensayo sobre la lucidez" de José Saramago, cuando a través de uno de sus personajes reflexiona en que "Nacemos, y en ese momento es como si hubiéramos firmado un pacto para toda la vida, pero puede llegar el día en que nos preguntemos Quién ha firmado esto por mí" Hoy, viendo a tantos asambleístas -mujeres y hombres, opositores y gobiernistas- hablar y hablar de pueblo, de democracia, de revolución, de cambios y de tanta paja y hojarasca que según ellos están comprometidos a realizar, me pregunté como Saramago: y ¿quién ha firmado esto por mí?
No estaba en mis planes de hoy escribir este blog. Pero la pregunta no me dejará en paz hasta que la escriba: ¿Quién ha firmado por usted, por él, por ella, por mí, por nosotros, por vosotros, por ellos, autorizando tanto disparate como los que se cometieron en la sesión de la Asamblea de hoy, en nombre de la Revolución?
domingo, 31 de julio de 2011
sábado, 30 de julio de 2011
TEMAS SABATINOS
Este sábado trae muchos temas para bloggear... Así es que trataré de abordarlos brevemente, basándome en la lectura de EL UNIVERSO de hoy 30 de julio de 2011. Veamos:
a.- EL RESCATE DE CORREA: en portada viene una noticia según la cual fue el Presidente Correa quien dispuso el operativo militar que lo "rescató" del Hospital de la Policía, el 30-S. Esa noticia no es nueva, porque era evidente que siendo Correa el máximo jefe de las Fuerzas Armadas, una decisión de tan grueso calibre no podía ser tomada sin su aprobación.
Lo novedoso es que el Informe preparado por los militares respecto al operativo, no fue considerado por el juez Juan Paredes para evaluar los alcances de las afirmaciones de Emilio Palacio, en el artículo que motivó su condena; pese a que el mismo Informe -emitido por la Dirección de Operaciones del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas- era vital para abundar en pruebas a favor del condenado. Pero también el documento es válido para desentrañar las partes oscuras del 30-S y sus secuelas de muertos, heridos y destrucción, porque su valoración serviría para determinar no solo quién efectivamente ordenó la acción militar, sino para establecer hasta qué punto fueron considerados los riesgos que entrañaba usar "en caso de ser necesario su empleo" el "armamento letal" del que irían dotados parte del personal militar que participó en el desalojo.
¡Ese Informe era una papa caliente para el Juez! Pero además revolucionará el mundo del crimen, porque ¿en qué parte de la historia de secuestros, golpes de estado, magnicidios, etcétera, la presunta víctima va a buscar a sus captores para que lo secuestren y luego le permitan como si nada ocurriera, que ordene a sus subordinados que lo liberen? De seguro que esto entrará en la antología de casos increíbles. Ya quisieran los que han sufrido secuestro-express, tener la suerte de Correa...
b.- EL INMUNDICIPIO: Leo que un grupo de artistas abrirá una exposición integrada por las propuestas que no han sido admitidas por el Municipio de Guayaquil al Salón de Julio. Consideran a la decisión municipal como censura a sus expresiones, y a las de aquellos que escriben grafitis.
Solo tengo tres preguntas frente a esto: (1) ¿cómo reaccionaría usted, si va con sus hijos menores de edad a una exposición de pinturas o esculturas, y encuentra que a guisa de arte hay un arrumaco de tazas de water, zapatos viejos, condones usados, y cualquier otro desperdicio, que un artista ha querido utilizar como manifestación de sus facultades creativas? (2) Si otro artista expone una grotesca tergiversación de la Sagrada Imagen de la Virgen María, usted -incluso sin ser católico- ¿no sentiría por lo menos vergüenza ante semejante insulto a valores espirituales que no merecen ese tipo de irreverencias? Y si usted -o sus padres, o sus abuelos o sus vecinos- con mucho esfuerzo han pintado la fachada o el muro exterior de su casa, y viene un individuo que diciendo ser "artista de la calle" lo garabatea con signos y símbolos indescifrables para el común de los mortales, (3) ¿aplaudiría semejante atentado a su propiedad, considerándolo arte?
Creo que la denominación de la muestra está bien seleccionada: alude a la inmundicia estética que ciertas personas han querido imponerle a la ciudad, en nombre de una fementida libertad de creación, utilizando mal los espacios que brinda el Salón de Julio. Váyanse con ese arte donde debe estar la inmundicia. Pero no agredan a Guayaquil para satisfacer su pueril vanidad de decir que son libres...
c.- CARTA DE JORGE WRIGHT: En Cartas de Lectores el respetado jurista plantea con una argumentación lúcida, intachable, y con espíritu de justicia evidente hasta para el más ciego, que se practiquen una serie de pruebas para determinar si el Juez Paredes fue el autor único, directo e indiscutible, de su ya proverbial sentencia contra Palacio, los hermanos Pérez y EL UNIVERSO. Wright pide una indagación previa, para saber la verdad del caso, que se base en tres hechos: (1), que Paredes, en presencia de la presidenta de la Corte, del Fiscal y peritos, reciba un expediente igualito al que sentenció, para que lo estudie y dicte un fallo de 150 hojas, con citas doctrinales y sin errores, usando un tiempo igual al que le tomó para fallar a favor de Correa; (2) que se solicite testimonio a 5 ex presidentes de la Corte Suprema, de diversa ideología, para que digan si es posible que un juez falle en el tiempo que se tomó Paredes; y (3), que se haga una inspección judicial a la biblioteca profesional del juez Paredes, "para que exhiba ante las autoridades los tratados de Derecho Penal" que cita en su fallo, y demuestre su manejo "con soltura". Si no es propietario de tales obras de derecho, que señale la biblioteca donde los consultó.
Haber Paredes y compañía: ahí los quiero ver... El que no la debe, no la teme. Entonces, ¿quién dijo miedo?
a.- EL RESCATE DE CORREA: en portada viene una noticia según la cual fue el Presidente Correa quien dispuso el operativo militar que lo "rescató" del Hospital de la Policía, el 30-S. Esa noticia no es nueva, porque era evidente que siendo Correa el máximo jefe de las Fuerzas Armadas, una decisión de tan grueso calibre no podía ser tomada sin su aprobación.
Lo novedoso es que el Informe preparado por los militares respecto al operativo, no fue considerado por el juez Juan Paredes para evaluar los alcances de las afirmaciones de Emilio Palacio, en el artículo que motivó su condena; pese a que el mismo Informe -emitido por la Dirección de Operaciones del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas- era vital para abundar en pruebas a favor del condenado. Pero también el documento es válido para desentrañar las partes oscuras del 30-S y sus secuelas de muertos, heridos y destrucción, porque su valoración serviría para determinar no solo quién efectivamente ordenó la acción militar, sino para establecer hasta qué punto fueron considerados los riesgos que entrañaba usar "en caso de ser necesario su empleo" el "armamento letal" del que irían dotados parte del personal militar que participó en el desalojo.
¡Ese Informe era una papa caliente para el Juez! Pero además revolucionará el mundo del crimen, porque ¿en qué parte de la historia de secuestros, golpes de estado, magnicidios, etcétera, la presunta víctima va a buscar a sus captores para que lo secuestren y luego le permitan como si nada ocurriera, que ordene a sus subordinados que lo liberen? De seguro que esto entrará en la antología de casos increíbles. Ya quisieran los que han sufrido secuestro-express, tener la suerte de Correa...
b.- EL INMUNDICIPIO: Leo que un grupo de artistas abrirá una exposición integrada por las propuestas que no han sido admitidas por el Municipio de Guayaquil al Salón de Julio. Consideran a la decisión municipal como censura a sus expresiones, y a las de aquellos que escriben grafitis.
Solo tengo tres preguntas frente a esto: (1) ¿cómo reaccionaría usted, si va con sus hijos menores de edad a una exposición de pinturas o esculturas, y encuentra que a guisa de arte hay un arrumaco de tazas de water, zapatos viejos, condones usados, y cualquier otro desperdicio, que un artista ha querido utilizar como manifestación de sus facultades creativas? (2) Si otro artista expone una grotesca tergiversación de la Sagrada Imagen de la Virgen María, usted -incluso sin ser católico- ¿no sentiría por lo menos vergüenza ante semejante insulto a valores espirituales que no merecen ese tipo de irreverencias? Y si usted -o sus padres, o sus abuelos o sus vecinos- con mucho esfuerzo han pintado la fachada o el muro exterior de su casa, y viene un individuo que diciendo ser "artista de la calle" lo garabatea con signos y símbolos indescifrables para el común de los mortales, (3) ¿aplaudiría semejante atentado a su propiedad, considerándolo arte?
Creo que la denominación de la muestra está bien seleccionada: alude a la inmundicia estética que ciertas personas han querido imponerle a la ciudad, en nombre de una fementida libertad de creación, utilizando mal los espacios que brinda el Salón de Julio. Váyanse con ese arte donde debe estar la inmundicia. Pero no agredan a Guayaquil para satisfacer su pueril vanidad de decir que son libres...
c.- CARTA DE JORGE WRIGHT: En Cartas de Lectores el respetado jurista plantea con una argumentación lúcida, intachable, y con espíritu de justicia evidente hasta para el más ciego, que se practiquen una serie de pruebas para determinar si el Juez Paredes fue el autor único, directo e indiscutible, de su ya proverbial sentencia contra Palacio, los hermanos Pérez y EL UNIVERSO. Wright pide una indagación previa, para saber la verdad del caso, que se base en tres hechos: (1), que Paredes, en presencia de la presidenta de la Corte, del Fiscal y peritos, reciba un expediente igualito al que sentenció, para que lo estudie y dicte un fallo de 150 hojas, con citas doctrinales y sin errores, usando un tiempo igual al que le tomó para fallar a favor de Correa; (2) que se solicite testimonio a 5 ex presidentes de la Corte Suprema, de diversa ideología, para que digan si es posible que un juez falle en el tiempo que se tomó Paredes; y (3), que se haga una inspección judicial a la biblioteca profesional del juez Paredes, "para que exhiba ante las autoridades los tratados de Derecho Penal" que cita en su fallo, y demuestre su manejo "con soltura". Si no es propietario de tales obras de derecho, que señale la biblioteca donde los consultó.
Haber Paredes y compañía: ahí los quiero ver... El que no la debe, no la teme. Entonces, ¿quién dijo miedo?
lunes, 25 de julio de 2011
CONVERTIR A GUAYAQUIL EN EL HONG-KONG DE SUDAMÉRICA
Este Aniversario de Guayaquil es, sin duda, excepcional. Al margen de discutir si son 476 años de Fundación los que se conmemoran, o si en realidad se trata de un largo y accidentado proceso fundacional, que se inició en las llanuras andinas de Liribamba, conforme lo demostró Miguel Aspiazu, el hecho cierto e incontrovertible es que la ciudad enfrenta ahora un desafío ineludible: proyectarse para llegar a sus 500 años como una Ciudad-Estado, que mantenga respecto al resto del Ecuador, un estatuto similar al de Hong-Kong y China.
Una propuesta de este tipo tiene que ser trabajada por un equipo de sociólogos, politólogos, administradores, expertos en finanzas públicas y en el desarrollo y mantenimiento de recursos, para definirla no desde una visión separatista, sino como una alternativa de inclusión del enorme potencial productivo que representa Guayaquil, con el fin de aprovechar su privilegiada ubicación geográfica en el Pacífico en beneficio de las regiones deprimida del país.
En la práctica, Guayaquil ha sido eso desde sus orígenes. Fue fundada con el ánimo de convertirla en el Puerto que Quito quería para vincularse al mundo exterior; vinculación que hace 500 años únicamente podía lograrse por el mar. Y sus habitantes fueron poco a poco modelando una visión autónoma de desarrollo productivo, para responder a la marginación que el centralismo colonial primero y republicano después, le impusieron; al punto que en los círculos más rancios del poder burocrático centralista capitalino, sus referencias a Guayaquil fueron y siguen siendo, "al puerto"...
Precisamente el 9 de Octubre de 1820, que originó lo que hoy es Ecuador; y el 5 de Junio de 1895, que fijó las bases para construir la Nación moderna y liberal consolidada en el siglo XX, fueron gestas de Guayaquil; es decir de la visión que su dirigencia social, económica y política, estableció como modelo de desarrollo, sin perder de vista las realidades de las otras provincias y regiones del País. Para entender esto, basta leer el Estatuto de la Provincia Autónoma de Guayaquil, aprobado en noviembre de 1820 e inspirado por Olmedo; y el Acta del Pronunciamiento que dio inicio a la Revolución Liberal. En ambos documentos queda claro de manera meridiana, que hay una entidad económica con capacidad propia para determinar su destino, que es nada más ni nada menos que Guayaquil.
Para llegar al medio milenio faltan apenas 24 años. Serán más o menos, los mismos años que se ha tomado la ciudad y sus administradores desde 1992 hasta 2014, para rescatarla del estercolero en que se la había convertido. En estas largas dos décadas, Guayaquil ha crecido proporcionalmente, a un ritmo mayor que el resto del país. Y no hay que dejar que ese ritmo se detenga.
Incluso hay que adelantarse a los zarpazos que ya se advierten desde las orillas del socialismo del siglo XXI: arrebatarle su salida al mar, tanto por el lado de Posorja como por el de Puná; y convertirla en una ciudad violenta, sin ley y sin orden, en todos los sentidos. Contar con una prensa intimidada resulta fundamental a estos objetivos. Y tener organizaciones empresariales adocenadas, pendientes del último contrato que le puedan arañar al todopoderoso Estado, completarán la fórmula. En muchos casos esos zarpazos tendrán como protagonistas a guayaquileños, como ocurrió en el pasado y seguirá ocurriendo en el futuro... (¿ya se habrá olvidado que el actual prefecto votó a favor de arrebatarle a Guayas la actual provincia de Santa Elena?)
La única manera de enfrentar esta amenaza es construyendo una Ciudad-Estado, que no deje de ser parte del Ecuador; pero que para seguir siendo parte del mismo, necesita tener capacidad para mantener prendido sus propios motores de progreso y desarrollo.
Hay que Hongkongnizar a Guayaquil. Sin temores. Sin sentir el falso estigma de ser tachados como segregacionistas.
Una propuesta de este tipo tiene que ser trabajada por un equipo de sociólogos, politólogos, administradores, expertos en finanzas públicas y en el desarrollo y mantenimiento de recursos, para definirla no desde una visión separatista, sino como una alternativa de inclusión del enorme potencial productivo que representa Guayaquil, con el fin de aprovechar su privilegiada ubicación geográfica en el Pacífico en beneficio de las regiones deprimida del país.
En la práctica, Guayaquil ha sido eso desde sus orígenes. Fue fundada con el ánimo de convertirla en el Puerto que Quito quería para vincularse al mundo exterior; vinculación que hace 500 años únicamente podía lograrse por el mar. Y sus habitantes fueron poco a poco modelando una visión autónoma de desarrollo productivo, para responder a la marginación que el centralismo colonial primero y republicano después, le impusieron; al punto que en los círculos más rancios del poder burocrático centralista capitalino, sus referencias a Guayaquil fueron y siguen siendo, "al puerto"...
Precisamente el 9 de Octubre de 1820, que originó lo que hoy es Ecuador; y el 5 de Junio de 1895, que fijó las bases para construir la Nación moderna y liberal consolidada en el siglo XX, fueron gestas de Guayaquil; es decir de la visión que su dirigencia social, económica y política, estableció como modelo de desarrollo, sin perder de vista las realidades de las otras provincias y regiones del País. Para entender esto, basta leer el Estatuto de la Provincia Autónoma de Guayaquil, aprobado en noviembre de 1820 e inspirado por Olmedo; y el Acta del Pronunciamiento que dio inicio a la Revolución Liberal. En ambos documentos queda claro de manera meridiana, que hay una entidad económica con capacidad propia para determinar su destino, que es nada más ni nada menos que Guayaquil.
Para llegar al medio milenio faltan apenas 24 años. Serán más o menos, los mismos años que se ha tomado la ciudad y sus administradores desde 1992 hasta 2014, para rescatarla del estercolero en que se la había convertido. En estas largas dos décadas, Guayaquil ha crecido proporcionalmente, a un ritmo mayor que el resto del país. Y no hay que dejar que ese ritmo se detenga.
Incluso hay que adelantarse a los zarpazos que ya se advierten desde las orillas del socialismo del siglo XXI: arrebatarle su salida al mar, tanto por el lado de Posorja como por el de Puná; y convertirla en una ciudad violenta, sin ley y sin orden, en todos los sentidos. Contar con una prensa intimidada resulta fundamental a estos objetivos. Y tener organizaciones empresariales adocenadas, pendientes del último contrato que le puedan arañar al todopoderoso Estado, completarán la fórmula. En muchos casos esos zarpazos tendrán como protagonistas a guayaquileños, como ocurrió en el pasado y seguirá ocurriendo en el futuro... (¿ya se habrá olvidado que el actual prefecto votó a favor de arrebatarle a Guayas la actual provincia de Santa Elena?)
La única manera de enfrentar esta amenaza es construyendo una Ciudad-Estado, que no deje de ser parte del Ecuador; pero que para seguir siendo parte del mismo, necesita tener capacidad para mantener prendido sus propios motores de progreso y desarrollo.
Hay que Hongkongnizar a Guayaquil. Sin temores. Sin sentir el falso estigma de ser tachados como segregacionistas.
sábado, 23 de julio de 2011
DEMÁNDENLO HOY (Prohibido Olvidar, No. 5)
En su sabatina -grabada ayer, pero difundida hoy- Correa ha reiterado su calificativo de "corrupta" a la prensa. No ha dicho expresamente cuál prensa es la corrupta. Lo hace con la viveza de quien lanza el guante a la espera de que se lo chante el que sienta que le calza, para darle la razón al viejo dicho. Pero habiendo mencionado reiteradamente a EL UNIVERSO, lo menos que debería hacer ese Diario ahora -y que lo debió hacer el mismo matutino y otros medios de comunicación desde 2007- es demandar judicialmente para que Correa diga en qué se basa, qué hechos conoce, cómo es que le consta, o cuál es la razón de sus dichos según los cuales la prensa es ¨corrupta¨¨...
En verdad la misma prensa tiene responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
Si desde cuando empezó a reclamar por las informaciones que los medios difundían y que él consideraba contraria a los propósitos de su gobierno, la prensa y la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos-AEDEP, lo hubiesen emplazado a concretar sus acusaciones, no se habría atrevido a declarar públicamente en el acto de posesión del 10 de agosto de 2009, que su principal enemigo era la prensa; declaración que fue tomada por los aludidos no como una amenaza inminente, sino con la liviandad de quien juzga el desvarío de un infante terrible. Si cuando se apropió en nombre del Estado, de varios canales de televisión, radiodifusoras y un diario, a pretexto de resarcirse del presunto perjuicio causado por sus propietarios que oficiaban de banqueros, la prensa le hubiere exigido que por ningún concepto el gobierno tomase el control de esos medios de comunicación, y los entregara en fideicomiso -hasta que se vendieran- a las universidades o instituciones culturales, entonces se habrían frenado los afanes de manejar a la comunicación desde la única y exclusiva vertiente oficialista, que es lo que distingue a los regímenes totalitarios tal como lo describió George Orwell en su novela "1984" (aquella del Gran Hermano), o como efectivamente acontece en Cuba desde 1959.
En la sabatina difundida hoy, Correa ha insultado una vez más a los políticos. Calificó, una vez más de "burro" al Asambleísta Leonardo Viteri y a otros que no los identificó por sus nombres, pero sí por su militancia política, diciendo que los había visto abordar un vuelo "en manada" y que esa era la prueba de que los burros volaban. El Alcalde Nebot tampoco se libró de sus arremetidas, y ahora lo acusó de manipular jueces para que fallen a favor de EL UNIVERSO. Deberían esos políticos y el Alcalde, perderle el miedo. Deberían plantarle una demanda y pedirle indemnización por 80 millones de dólares cada uno, para hacerle honor a la desmesura del fallo del Juez Paredes.
En verdad los políticos tienen responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
¿Acaso hemos olvidado que esos políticos enmudecieron cuando hordas gobiernistas atropellaron al antiguo Tribunal Constitucional e impidieron que el Congreso funcione, luego de que el Tribunal Supremo Electoral de ese entonces, (presidido por alguien cuyo nombre no recuerdo, pero cuya figura es bastante parecida a la del juez Paredes), destituyó a 57 diputados elegidos por el pueblo, y puso en su reemplazo -con la simpatía y complicidad de diputados como Páez, Roldós, Escala, entre otros- a los famosos diputados de los manteles? ¡Prohibido olvidar!
Ha llegado la hora de decirle basta a tanto atropello. La materia para eso está en la sabatina de hoy. En los insultos, en las descalificaciones. Lo demás, solo será como llorar sobre la leche derramada.
En verdad la misma prensa tiene responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
Si desde cuando empezó a reclamar por las informaciones que los medios difundían y que él consideraba contraria a los propósitos de su gobierno, la prensa y la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos-AEDEP, lo hubiesen emplazado a concretar sus acusaciones, no se habría atrevido a declarar públicamente en el acto de posesión del 10 de agosto de 2009, que su principal enemigo era la prensa; declaración que fue tomada por los aludidos no como una amenaza inminente, sino con la liviandad de quien juzga el desvarío de un infante terrible. Si cuando se apropió en nombre del Estado, de varios canales de televisión, radiodifusoras y un diario, a pretexto de resarcirse del presunto perjuicio causado por sus propietarios que oficiaban de banqueros, la prensa le hubiere exigido que por ningún concepto el gobierno tomase el control de esos medios de comunicación, y los entregara en fideicomiso -hasta que se vendieran- a las universidades o instituciones culturales, entonces se habrían frenado los afanes de manejar a la comunicación desde la única y exclusiva vertiente oficialista, que es lo que distingue a los regímenes totalitarios tal como lo describió George Orwell en su novela "1984" (aquella del Gran Hermano), o como efectivamente acontece en Cuba desde 1959.
En la sabatina difundida hoy, Correa ha insultado una vez más a los políticos. Calificó, una vez más de "burro" al Asambleísta Leonardo Viteri y a otros que no los identificó por sus nombres, pero sí por su militancia política, diciendo que los había visto abordar un vuelo "en manada" y que esa era la prueba de que los burros volaban. El Alcalde Nebot tampoco se libró de sus arremetidas, y ahora lo acusó de manipular jueces para que fallen a favor de EL UNIVERSO. Deberían esos políticos y el Alcalde, perderle el miedo. Deberían plantarle una demanda y pedirle indemnización por 80 millones de dólares cada uno, para hacerle honor a la desmesura del fallo del Juez Paredes.
En verdad los políticos tienen responsabilidades en lo que Correa ha devenido.
¿Acaso hemos olvidado que esos políticos enmudecieron cuando hordas gobiernistas atropellaron al antiguo Tribunal Constitucional e impidieron que el Congreso funcione, luego de que el Tribunal Supremo Electoral de ese entonces, (presidido por alguien cuyo nombre no recuerdo, pero cuya figura es bastante parecida a la del juez Paredes), destituyó a 57 diputados elegidos por el pueblo, y puso en su reemplazo -con la simpatía y complicidad de diputados como Páez, Roldós, Escala, entre otros- a los famosos diputados de los manteles? ¡Prohibido olvidar!
Ha llegado la hora de decirle basta a tanto atropello. La materia para eso está en la sabatina de hoy. En los insultos, en las descalificaciones. Lo demás, solo será como llorar sobre la leche derramada.
jueves, 21 de julio de 2011
SICARIATO JUDICIAL
El Presidente de la República, Rafael Correa Delgado, ha dicho que en Ecuador existen "sicarios de tinta". Alude así -con bastante imaginación- a quienes desde la "prensa corrupta" denuncian actos de corrupción de su gobierno o discrepan de su versión política sobre el socialismo del siglo XXI.
Para combatir ese mal que tan machaconamente se lo endosa a la prensa independiente, Correa ha apelado nada más ni nada menos que a lo mismo que con tanta vehemencia critica, pero en una dimensión real: el uso de un sicario disfrazado de juez. Entonces al imaginario sicariato de tinta, le ha respondido con un real sicariato judicial. Es, ni más ni menos, como si una persona con delirio de persecución termine contratando a uno o varios sicarios para que maten a los fantasmas de los cuales se considera perseguido. El resultado será devastador: terminarán afectando a gente inocente a pretexto de que están exterminando aquellos fantasmas que solo quien los ha contratado puede sentir, oír, ver...
Pero vamos por partes. Los sicarios nacen en la lucha de los judíos contra la dominación romana. Y deben su nombre al uso de un puñal -la sica- con el que asesinaban por encargo y a cambio de una paga, al adversario de quien los contrataba. Entonces un sicario es un asesino a sueldo.
La tinta probablemente contribuya a lesionar honras, pero no a matarlas; pues publicar una noticia o una opinión basada en premisas falsas o en la adulteración de los hechos puede ciertamente herir al honor de las personas y causar un daño terrible a sus vidas; pero siempre hay la oportunidad de obtener una rectificación y de reparar lo que resultó afectado incluso apelando a la vía judicial. Pero eso no se compara ni de lejos, con el daño que un juez cualquiera pueda hacer, ejecutando por encargo a un adversario. Es lo que se ha hecho con EL UNIVERSO, con los hermanos Pérez y con Emilio Palacio.
Porque tener a un juez que en 33 horas lee un proceso de 37 cuerpos y escribe su fallo de 150 páginas, y luego -como si nada hubiera hecho- abandona el juzgado del cual estuvo encargado, es lo más parecido a quien prepara con enorme paciencia toda la celada para atrapar a su víctima, ejecutarla y mandarse a cambiar. La gran diferencia es que mientras los sicarios que matan a balazos o a puñaladas, evitan dejar rastros de sus crímenes, a
éste, que ha sido encargado de liquidar a los Pérez, Palacio y a EL UNIVERSO, para nada le preocupa que queden huellas de sus actos. Es más, se adelantó en anunciar por internet lo que estaba haciendo, como para que a nadie le quedara la menor duda de que cumplía su encargo con absoluta sujeción a lo que le impusieron quienes lo contrataron.
Coincido con el Presidente de la República cuando declara que el fallo del juez Paredes es "un hito histórico". Sí lo es, porque a partir de este miércoles 20 de julio de 2011, se ha inaugurado en Ecuador el sicariato judicial.
Para combatir ese mal que tan machaconamente se lo endosa a la prensa independiente, Correa ha apelado nada más ni nada menos que a lo mismo que con tanta vehemencia critica, pero en una dimensión real: el uso de un sicario disfrazado de juez. Entonces al imaginario sicariato de tinta, le ha respondido con un real sicariato judicial. Es, ni más ni menos, como si una persona con delirio de persecución termine contratando a uno o varios sicarios para que maten a los fantasmas de los cuales se considera perseguido. El resultado será devastador: terminarán afectando a gente inocente a pretexto de que están exterminando aquellos fantasmas que solo quien los ha contratado puede sentir, oír, ver...
Pero vamos por partes. Los sicarios nacen en la lucha de los judíos contra la dominación romana. Y deben su nombre al uso de un puñal -la sica- con el que asesinaban por encargo y a cambio de una paga, al adversario de quien los contrataba. Entonces un sicario es un asesino a sueldo.
La tinta probablemente contribuya a lesionar honras, pero no a matarlas; pues publicar una noticia o una opinión basada en premisas falsas o en la adulteración de los hechos puede ciertamente herir al honor de las personas y causar un daño terrible a sus vidas; pero siempre hay la oportunidad de obtener una rectificación y de reparar lo que resultó afectado incluso apelando a la vía judicial. Pero eso no se compara ni de lejos, con el daño que un juez cualquiera pueda hacer, ejecutando por encargo a un adversario. Es lo que se ha hecho con EL UNIVERSO, con los hermanos Pérez y con Emilio Palacio.
Porque tener a un juez que en 33 horas lee un proceso de 37 cuerpos y escribe su fallo de 150 páginas, y luego -como si nada hubiera hecho- abandona el juzgado del cual estuvo encargado, es lo más parecido a quien prepara con enorme paciencia toda la celada para atrapar a su víctima, ejecutarla y mandarse a cambiar. La gran diferencia es que mientras los sicarios que matan a balazos o a puñaladas, evitan dejar rastros de sus crímenes, a
éste, que ha sido encargado de liquidar a los Pérez, Palacio y a EL UNIVERSO, para nada le preocupa que queden huellas de sus actos. Es más, se adelantó en anunciar por internet lo que estaba haciendo, como para que a nadie le quedara la menor duda de que cumplía su encargo con absoluta sujeción a lo que le impusieron quienes lo contrataron.
Coincido con el Presidente de la República cuando declara que el fallo del juez Paredes es "un hito histórico". Sí lo es, porque a partir de este miércoles 20 de julio de 2011, se ha inaugurado en Ecuador el sicariato judicial.
LA SOCIEDAD DEL SILENCIO
Si alguien tenía alguna duda sobre los efectos que traerá en la administración de justicia la concentración de poderes en el Presidente de la República, la sentencia del juez Juan Paredes condenando a los hermanos Pérez y a Emilio Palacio a tres años de prisión, y además, a pagar como indemnización US $ 10 millones a cada uno, más otros US $ 10 millones a EL UNIVERSO, evidencia que los días por venir serán terribles para cualquiera que se atreva a opinar cuestionando los actos del gobierno.
Lo primero que cabe advertir es que no hay en la historia reciente del Ecuador, un acto similar. El uso de la fuerza para intimidar y producir rápidamente un fallo contra los demandados por quien ejerce el poder supremo de la nación, es algo inédito; al extremo de que no ha existido ni siquiera el más mínimo recato por parte del juez, para por lo menos transmitir ante la ciudadanía la idea de que la sentencia no estaba dictada desde antes de que se produjera la audiencia del pasado martes. Es que Paredes ha procedido con tanta velocidad solo bajo el ánimo inocultable de actuar antes de que se venciera el plazo de su encargo como juez temporal. Ese encargo incluía, obviamente, la misión de condenar a los demandados. Únicamente para guardar las apariencias redujo a manera de concesión graciosa, el millonario monto reclamado como indemnización a la mitad. Eso no importaba: lo fundamental era producir el fallo. Y para ese fin ha usado las horas de la noche, trabajando febrilmente contra reloj...
Lo segundo que queda claro, es que los ecuatorianos enfrentaremos una justicia de bolsillo. Y eso no ha ocurrido ni en las peores dictaduras, por lo menos de las que se registran desde mediados del siglo pasado. Lo cierto es que teniendo el gobierno -como en efecto tiene- el control del Consejo de la Judicatura de transición; contando -como en efecto cuenta el gobierno- con un Fiscal General que le debe lealtad porque lo impuso en el cargo; y alcanzando -como en efecto está alcanzando- la subordinación del aparato judicial, tendrá todos los instrumentos para perseguir a sus adversarios, acallar a la prensa independiente, y encubrir actos de corrupción, como los denunciados en torno a múltiples contratos celebrados por representantes de varios organismos del Estado. Entonces prepárense para ver en los próximos meses, un desfile por las cárceles de periodistas, políticos, dirigentes gremiales y en fin de todos quienes constituyan una amenaza para la Revolución Ciudadana, mientras la delincuencia crece porque la justicia dedicará sus energías a los menesteres de mantener al país en silencio.
En efecto: con la sentencia dictada contra EL UNIVERSO, sus principales directivos y su ex editor de opinión, lo que el gobierno está construyendo es una sociedad del silencio, en la que prevalecerá únicamente la verdad oficial. Para ese fin habrá muchos jueces Paredes, ansiosos de ganarse la bendición del Consejo de la Judicatura y disfrutar de las migajas del poder que su funcional magistratura les permita alcanzar. Toca a la ciudadanía llenarse de paciencia y tomar nota de los desafueros, porque este tipo de regímenes, más temprano que tarde terminan devorados por los propios demonios que en sus afanes hegemónicos desatan.
Lo primero que cabe advertir es que no hay en la historia reciente del Ecuador, un acto similar. El uso de la fuerza para intimidar y producir rápidamente un fallo contra los demandados por quien ejerce el poder supremo de la nación, es algo inédito; al extremo de que no ha existido ni siquiera el más mínimo recato por parte del juez, para por lo menos transmitir ante la ciudadanía la idea de que la sentencia no estaba dictada desde antes de que se produjera la audiencia del pasado martes. Es que Paredes ha procedido con tanta velocidad solo bajo el ánimo inocultable de actuar antes de que se venciera el plazo de su encargo como juez temporal. Ese encargo incluía, obviamente, la misión de condenar a los demandados. Únicamente para guardar las apariencias redujo a manera de concesión graciosa, el millonario monto reclamado como indemnización a la mitad. Eso no importaba: lo fundamental era producir el fallo. Y para ese fin ha usado las horas de la noche, trabajando febrilmente contra reloj...
Lo segundo que queda claro, es que los ecuatorianos enfrentaremos una justicia de bolsillo. Y eso no ha ocurrido ni en las peores dictaduras, por lo menos de las que se registran desde mediados del siglo pasado. Lo cierto es que teniendo el gobierno -como en efecto tiene- el control del Consejo de la Judicatura de transición; contando -como en efecto cuenta el gobierno- con un Fiscal General que le debe lealtad porque lo impuso en el cargo; y alcanzando -como en efecto está alcanzando- la subordinación del aparato judicial, tendrá todos los instrumentos para perseguir a sus adversarios, acallar a la prensa independiente, y encubrir actos de corrupción, como los denunciados en torno a múltiples contratos celebrados por representantes de varios organismos del Estado. Entonces prepárense para ver en los próximos meses, un desfile por las cárceles de periodistas, políticos, dirigentes gremiales y en fin de todos quienes constituyan una amenaza para la Revolución Ciudadana, mientras la delincuencia crece porque la justicia dedicará sus energías a los menesteres de mantener al país en silencio.
En efecto: con la sentencia dictada contra EL UNIVERSO, sus principales directivos y su ex editor de opinión, lo que el gobierno está construyendo es una sociedad del silencio, en la que prevalecerá únicamente la verdad oficial. Para ese fin habrá muchos jueces Paredes, ansiosos de ganarse la bendición del Consejo de la Judicatura y disfrutar de las migajas del poder que su funcional magistratura les permita alcanzar. Toca a la ciudadanía llenarse de paciencia y tomar nota de los desafueros, porque este tipo de regímenes, más temprano que tarde terminan devorados por los propios demonios que en sus afanes hegemónicos desatan.
domingo, 17 de julio de 2011
EL FISCAL DE GUADALUPE Y JUANITA
Finalmente Galo Chiriboga será posesionado como nuevo Fiscal General de la Nación por la Asamblea Nacional. Llega a sus funciones más estrujado que bolsillo de payaso, en desmedro de la credibilidad que un funcionario de esa categoría debería mostrar.
Para cometer semejante nombramiento han jugado un papel de primer orden dos personas: doña Juana Miranda y don Ulbio Guadalupe, quienes han actuado a nombre de la ciudadanía, o sea de usted, de usted... de todos. No sé si ustedes, pero yo no me siento representado por ellos. Tal vez los ciudadanos que estén representados por la voluntad de Ulbio y Juana sean los de la cúpula de Alianza País. Seguramente sus familiares y amigos sientan que ellos en efecto son sus representantes. Sin embargo esa cualidad -la de representar a los ciudadanos- en una democracia bien entendida solo nace del voto universal, directo y secreto. Entonces la primera pregunta surge incontenible: ¿mediante qué proceso electoral los ecuatorianos en edad de elegir, designamos a Miranda y a Guadalupe así como a los miembros de las Comisiones que ellos presiden, para que cumplieran la delicada tarea de nombrar a Galo Chiriboga como Fiscal?
Recordemos que esta novelería de designar a algunos de los más altos dignatarios del Estado mediante Comisiones, fue instituida por la Constitución de Montecristi. Se argumentó que de esta manera, se le arrebataba a la politiquería la posibilidad de ofrecer cuotas del poder de la República en beneficio de sus intereses protervos. Y bajo ese criterio, la Función Legislativa fue despojada de la facultad que tradicionalmente había tenido de elegir al titular de la Fiscalía. De ahí nació ese engendro que es el Consejo de Participación Ciudadana cuya presidencia ostenta doña Juana, y sendas Comisiones de Selección, entre las que está la presidida por Don Ulbio.
A diferencia de los asambleístas, que para ejercer sus funciones requieren el respaldo de la voluntad directa de los ciudadanos expresada en las urnas, este Consejo y sus diversas Comisiones ad-hoc de Selección, no tienen responsabilidad de ninguna índole ante los electores. Salvo los integrantes del Consejo que pueden ser llamados a Juicio Político, los miembros de las Comisiones de Selección gozan de absoluta impunidad. Lo más seguro es que luego de cumplir su cometido, don Ulbio y sus colegas de Comisión regresen a las sombras del poder de donde fueron engendrados. Y aquí nada ha pasado.
En una democracia representativa, cuando los ciudadanos eligen a un legislador, le delegan que a más de cumplir sus obligaciones de fiscalizar y legislar, representen a sus mandantes tomando decisiones que incluyen fundamentalmente la designación de altos funcionarios del Estado. Por eso son mandatarios. Y si se equivocan en el cumplimiento de su mandato, sus mandantes -o sea, los ciudadanos- pueden sancionarlos con un acto soberano: no volverles a encomendar otro mandato a través del voto.
Galo Chiriboga asumirá la próxima semana uno de los más importantes cargo público del Ecuador. Dirá que no se debe a intereses de grupos de asambleístas cercanos o lejanos del Poder. Y que en consecuencia, será independiente en su accionar. Pero como su elección fue tan accidentada, y producto de una "orgía de puntos" para asegurarle que nadie le dispute el cargo que se le tenía reservado, su imparcialidad estará bajo sospecha. Entonces seguramente nadie tendrá cómo pedirle a doña Juana y a don Ulbio, que respondan por el nombramiento que con sus comisionados cometieron, porque nunca dejará de ser el Fiscal que ambos pusieron en el puesto para cumplir las inapelables órdenes del Poder.
Para cometer semejante nombramiento han jugado un papel de primer orden dos personas: doña Juana Miranda y don Ulbio Guadalupe, quienes han actuado a nombre de la ciudadanía, o sea de usted, de usted... de todos. No sé si ustedes, pero yo no me siento representado por ellos. Tal vez los ciudadanos que estén representados por la voluntad de Ulbio y Juana sean los de la cúpula de Alianza País. Seguramente sus familiares y amigos sientan que ellos en efecto son sus representantes. Sin embargo esa cualidad -la de representar a los ciudadanos- en una democracia bien entendida solo nace del voto universal, directo y secreto. Entonces la primera pregunta surge incontenible: ¿mediante qué proceso electoral los ecuatorianos en edad de elegir, designamos a Miranda y a Guadalupe así como a los miembros de las Comisiones que ellos presiden, para que cumplieran la delicada tarea de nombrar a Galo Chiriboga como Fiscal?
Recordemos que esta novelería de designar a algunos de los más altos dignatarios del Estado mediante Comisiones, fue instituida por la Constitución de Montecristi. Se argumentó que de esta manera, se le arrebataba a la politiquería la posibilidad de ofrecer cuotas del poder de la República en beneficio de sus intereses protervos. Y bajo ese criterio, la Función Legislativa fue despojada de la facultad que tradicionalmente había tenido de elegir al titular de la Fiscalía. De ahí nació ese engendro que es el Consejo de Participación Ciudadana cuya presidencia ostenta doña Juana, y sendas Comisiones de Selección, entre las que está la presidida por Don Ulbio.
A diferencia de los asambleístas, que para ejercer sus funciones requieren el respaldo de la voluntad directa de los ciudadanos expresada en las urnas, este Consejo y sus diversas Comisiones ad-hoc de Selección, no tienen responsabilidad de ninguna índole ante los electores. Salvo los integrantes del Consejo que pueden ser llamados a Juicio Político, los miembros de las Comisiones de Selección gozan de absoluta impunidad. Lo más seguro es que luego de cumplir su cometido, don Ulbio y sus colegas de Comisión regresen a las sombras del poder de donde fueron engendrados. Y aquí nada ha pasado.
En una democracia representativa, cuando los ciudadanos eligen a un legislador, le delegan que a más de cumplir sus obligaciones de fiscalizar y legislar, representen a sus mandantes tomando decisiones que incluyen fundamentalmente la designación de altos funcionarios del Estado. Por eso son mandatarios. Y si se equivocan en el cumplimiento de su mandato, sus mandantes -o sea, los ciudadanos- pueden sancionarlos con un acto soberano: no volverles a encomendar otro mandato a través del voto.
Galo Chiriboga asumirá la próxima semana uno de los más importantes cargo público del Ecuador. Dirá que no se debe a intereses de grupos de asambleístas cercanos o lejanos del Poder. Y que en consecuencia, será independiente en su accionar. Pero como su elección fue tan accidentada, y producto de una "orgía de puntos" para asegurarle que nadie le dispute el cargo que se le tenía reservado, su imparcialidad estará bajo sospecha. Entonces seguramente nadie tendrá cómo pedirle a doña Juana y a don Ulbio, que respondan por el nombramiento que con sus comisionados cometieron, porque nunca dejará de ser el Fiscal que ambos pusieron en el puesto para cumplir las inapelables órdenes del Poder.
miércoles, 13 de julio de 2011
LA JUSTICIA AJUSTICIADA
Si algo debe estar claro para el país, en estos momentos de terrible confusión, es que la justicia -no los jueces, no los miembros del Consejo de la Judicatura, no los Magistrados de la Corte Nacional- ha sido ajusticiada.
Ajusticiamiento es, como se sabe, el acto de ejecutar a un condenado a muerte. A veces ha ocurrido, que tras juicios célebres, los verdugos fueron aquellos mismos a quienes el reo sirvió, demostrando un carácter pusilánime. Y en casos como estos las víctimas no despiertan compasión, como tampoco provocan repudio los ajusticiadores. Ambos, al fin y al cabo, son mutuamente culpables de felonía.
En el caso de la justicia ecuatoriana, su ajusticiamiento constituye el último episodio diseñado por los inspiradores de la Revolución Ciudadana para alzarse con todos los poderes. No es la primera vez que semejante hecho ocurre en Ecuador. En honor a la verdad, todo empezó con la dictadura militar de los años 70, cuando se dio lugar a la "justicia relativa". Y el daño fue tan grave, que uno de los mayores vicios de la democracia estrenada en 1979, fue precisamente la avidez por repartirse sin pudor juzgados y magistraturas. La justicia continuó siendo relativa, porque pasó a ser subalterna del poder político. La Consulta Popular del pasado 7 de mayo confirió un ropaje de constitucionalidad a semejante usurpación, poniendo en evidencia que solo restaba un pequeño paso para consumar de manera total e inapelable el ajusticiamiento.
¿Quién defiende a la dama de ojos vendados y espada en mano que simboliza a la justicia?: Nadie. Y nadie quiere ni puede defenderla porque en primer lugar, tal como ha sido manejada esa función del Estado, únicamente despierta sospechas en medio de una telaraña de corrupción, a despecho de la conducta de los pocos jueces y magistrados honrados que todavía la integraban. Entonces sus defensores bien podían ser tomados como beneficiarios de un sistema podrido hasta sus raíces. Mas tampoco anima a defenderla, la conducta timorata de sus integrantes. La Corte Nacional de Justicia fue conformada con los retazos que quedaron de la antigua Corte Suprema; y quienes aceptaron ocupar las actuales magistraturas simplemente se rindieron a la concupiscencia del poder.
Los últimos episodios protagonizados por un juez ad-hoc que destituyó, seguro de su impunidad, al Presidente del Consejo de la Magistratura son solamente los estertores del ajusticiado. Y no es que se deba defender al defenestrado, porque -repito- lo que menos provoca es compasión. No obstante lo dicho, también es verdad que un acto tan atrabiliario como la destitución mencionada, apenas es el abreboca de lo que vendrá: un tsunami que arrasará todo lo que encuentre a su paso.
Entonces prepárense para ver jueces que denieguen justicia porque están abiertamente intimidados; es decir que renieguen de la esencia de su investidura. Prepárense para ver jueces probos, que caerán vencidos por el peso del poder absoluto, cuando sus sentencias no satisfagan los afanes de terribles venganzas y de persecuciones sin nombre, ejercidas a través de una fiscalía propia.
En este panorama, lo único que quedará como resaca es que los verdugos de hoy serán los reos de mañana. Acontecerá lo que acontece con las tumultuosas revoluciones: quienes crearon los cadalsos para colgar a sus enemigos, terminarán ellos mismos arrastrados a padecer su propia medicina. Será terrible. Pero la Justicia -tal como se la concibe en un sistema democrático- solo resucitará y cobrará vida propia como una Función independiente del Estado, cuando haya caído el poder que la ha venido usurpando.
Ajusticiamiento es, como se sabe, el acto de ejecutar a un condenado a muerte. A veces ha ocurrido, que tras juicios célebres, los verdugos fueron aquellos mismos a quienes el reo sirvió, demostrando un carácter pusilánime. Y en casos como estos las víctimas no despiertan compasión, como tampoco provocan repudio los ajusticiadores. Ambos, al fin y al cabo, son mutuamente culpables de felonía.
En el caso de la justicia ecuatoriana, su ajusticiamiento constituye el último episodio diseñado por los inspiradores de la Revolución Ciudadana para alzarse con todos los poderes. No es la primera vez que semejante hecho ocurre en Ecuador. En honor a la verdad, todo empezó con la dictadura militar de los años 70, cuando se dio lugar a la "justicia relativa". Y el daño fue tan grave, que uno de los mayores vicios de la democracia estrenada en 1979, fue precisamente la avidez por repartirse sin pudor juzgados y magistraturas. La justicia continuó siendo relativa, porque pasó a ser subalterna del poder político. La Consulta Popular del pasado 7 de mayo confirió un ropaje de constitucionalidad a semejante usurpación, poniendo en evidencia que solo restaba un pequeño paso para consumar de manera total e inapelable el ajusticiamiento.
¿Quién defiende a la dama de ojos vendados y espada en mano que simboliza a la justicia?: Nadie. Y nadie quiere ni puede defenderla porque en primer lugar, tal como ha sido manejada esa función del Estado, únicamente despierta sospechas en medio de una telaraña de corrupción, a despecho de la conducta de los pocos jueces y magistrados honrados que todavía la integraban. Entonces sus defensores bien podían ser tomados como beneficiarios de un sistema podrido hasta sus raíces. Mas tampoco anima a defenderla, la conducta timorata de sus integrantes. La Corte Nacional de Justicia fue conformada con los retazos que quedaron de la antigua Corte Suprema; y quienes aceptaron ocupar las actuales magistraturas simplemente se rindieron a la concupiscencia del poder.
Los últimos episodios protagonizados por un juez ad-hoc que destituyó, seguro de su impunidad, al Presidente del Consejo de la Magistratura son solamente los estertores del ajusticiado. Y no es que se deba defender al defenestrado, porque -repito- lo que menos provoca es compasión. No obstante lo dicho, también es verdad que un acto tan atrabiliario como la destitución mencionada, apenas es el abreboca de lo que vendrá: un tsunami que arrasará todo lo que encuentre a su paso.
Entonces prepárense para ver jueces que denieguen justicia porque están abiertamente intimidados; es decir que renieguen de la esencia de su investidura. Prepárense para ver jueces probos, que caerán vencidos por el peso del poder absoluto, cuando sus sentencias no satisfagan los afanes de terribles venganzas y de persecuciones sin nombre, ejercidas a través de una fiscalía propia.
En este panorama, lo único que quedará como resaca es que los verdugos de hoy serán los reos de mañana. Acontecerá lo que acontece con las tumultuosas revoluciones: quienes crearon los cadalsos para colgar a sus enemigos, terminarán ellos mismos arrastrados a padecer su propia medicina. Será terrible. Pero la Justicia -tal como se la concibe en un sistema democrático- solo resucitará y cobrará vida propia como una Función independiente del Estado, cuando haya caído el poder que la ha venido usurpando.
sábado, 9 de julio de 2011
PROHIBIDO OLVIDAR (4): LA CAMPAÑA DE CORREA PARA 2013 YA COMENZÓ...
En su sabatina de hoy, (9 de julio de 2011), el Presidente Correa ha develado lo que muchos sospechábamos desde hace fuuu... ¡La campaña electoral para 2013 ya ha comenzado! ¡La ha iniciado él, solo él, nadie más que él! Así se explica, de adehala, su continua y cada vez más radical arremetida contra los medios de comunicación.
Hace algún tiempo, cuando alguien le recordó que ya había ganado las elecciones para el período 2009-2013, y que por lo tanto le correspondía gobernar, respondió diciendo que estaría en campaña todo el tiempo; que él no había sido elegido para quedarse cautivo en Carondelet sino para hacer campaña de provincia en provincia, de ciudad en ciudad, de barrio en barrio, de pueblo en pueblo. Parecía que luego de la Consulta del 7 de mayo pondría un alto a su peculiar estilo de gobernar desde la tarima. Pero solo ha sido una percepción, que precisamente el resultado de esa Consulta le ha llevado a contrariar: el Presidente Rafael Correa Delgado ha tomado la iniciativa de arrancar por su propia cuenta y riesgo, la campaña con miras a las elecciones presidenciales para el período 2013-2017.
En principio no habría nada de reprochable que un Presidente, fiel a su estilo de hacer política desde la confrontación permanente, apele a recursos histriónicos para sostener sus tesis. Lo reprochable es que asuntos tan graves como los relacionados con la seguridad de los ciudadanos, se aborden partiendo de una perspectiva única, sin oportunidades para los matices: entonces, según la visión del Presidente Correa, todo se reduce a una conspiración de la prensa corrupta para desmentir las estadísticas según las cuales ahora se mata menos, se roba menos, se secuestra menos, se viola menos. Y por esa conspiración, la prensa triplica las noticias dándole incluso portada a los hechos de crónica roja; y los noticieros de la televisión no controlada por el régimen le conceden espacio a difundir un robo o un asesinato, todo por contradecir el éxito que tienen los operativos de seguridad que el gobierno ha puesto en marcha. Todo porque -cáiganse para atrás, como Condorito- la campaña electoral de 2013 ya ha comenzado...
Mala cosa esta. Muy mala cosa. Porque el Presidente/candidato o el Candidato/presidente no podrá poner un límite entre la irresponsabilidad de decir lo que le plazca en la campaña, y la responsabilidad de hacer lo que tenga que hacer como Presidente, como Jefe de Estado, como cabeza de la Función Ejecutiva. Y tampoco habrá quien se lo ponga, porque la Contraloría es complaciente, y nunca actuará ni siquiera ante la evidencia de los hechos para por lo menos esclarecer de qué manera los recursos del Estado son comprometidos en esta nueva y larga campaña. Y tampoco habrá quien se le oponga, porque la Asamblea es un apéndice vergonzoso y vergonzante del Ejecutivo. Y la Función Judicial solo es una caricatura de la Justicia, donde tampoco nadie podrá saber dónde comienza la concupiscencia del poder y dónde termina el pudor elemental de los jueces.
Pero mientras todo eso ocurre, la inseguridad sigue campeando. No sé si hay más muertos porque la prensa da cuenta de los hechos en sus notas de crónica roja. O si hay más muertos porque la delincuencia entendió que los mensajes del gobierno, desde hace más de 4 años, han sido estimulantes para sus actividades, porque desde el mismísimo poder se los exculpó de cualquier responsabilidad penal inmediata, pues fueron declarados víctimas de un sistema que, según dijeron los revolucionarios de mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias, la derecha -y por añadidura, la larga noche neoliberal- impusieron. ¡Prohibido olvidar!
Hace algún tiempo, cuando alguien le recordó que ya había ganado las elecciones para el período 2009-2013, y que por lo tanto le correspondía gobernar, respondió diciendo que estaría en campaña todo el tiempo; que él no había sido elegido para quedarse cautivo en Carondelet sino para hacer campaña de provincia en provincia, de ciudad en ciudad, de barrio en barrio, de pueblo en pueblo. Parecía que luego de la Consulta del 7 de mayo pondría un alto a su peculiar estilo de gobernar desde la tarima. Pero solo ha sido una percepción, que precisamente el resultado de esa Consulta le ha llevado a contrariar: el Presidente Rafael Correa Delgado ha tomado la iniciativa de arrancar por su propia cuenta y riesgo, la campaña con miras a las elecciones presidenciales para el período 2013-2017.
En principio no habría nada de reprochable que un Presidente, fiel a su estilo de hacer política desde la confrontación permanente, apele a recursos histriónicos para sostener sus tesis. Lo reprochable es que asuntos tan graves como los relacionados con la seguridad de los ciudadanos, se aborden partiendo de una perspectiva única, sin oportunidades para los matices: entonces, según la visión del Presidente Correa, todo se reduce a una conspiración de la prensa corrupta para desmentir las estadísticas según las cuales ahora se mata menos, se roba menos, se secuestra menos, se viola menos. Y por esa conspiración, la prensa triplica las noticias dándole incluso portada a los hechos de crónica roja; y los noticieros de la televisión no controlada por el régimen le conceden espacio a difundir un robo o un asesinato, todo por contradecir el éxito que tienen los operativos de seguridad que el gobierno ha puesto en marcha. Todo porque -cáiganse para atrás, como Condorito- la campaña electoral de 2013 ya ha comenzado...
Mala cosa esta. Muy mala cosa. Porque el Presidente/candidato o el Candidato/presidente no podrá poner un límite entre la irresponsabilidad de decir lo que le plazca en la campaña, y la responsabilidad de hacer lo que tenga que hacer como Presidente, como Jefe de Estado, como cabeza de la Función Ejecutiva. Y tampoco habrá quien se lo ponga, porque la Contraloría es complaciente, y nunca actuará ni siquiera ante la evidencia de los hechos para por lo menos esclarecer de qué manera los recursos del Estado son comprometidos en esta nueva y larga campaña. Y tampoco habrá quien se le oponga, porque la Asamblea es un apéndice vergonzoso y vergonzante del Ejecutivo. Y la Función Judicial solo es una caricatura de la Justicia, donde tampoco nadie podrá saber dónde comienza la concupiscencia del poder y dónde termina el pudor elemental de los jueces.
Pero mientras todo eso ocurre, la inseguridad sigue campeando. No sé si hay más muertos porque la prensa da cuenta de los hechos en sus notas de crónica roja. O si hay más muertos porque la delincuencia entendió que los mensajes del gobierno, desde hace más de 4 años, han sido estimulantes para sus actividades, porque desde el mismísimo poder se los exculpó de cualquier responsabilidad penal inmediata, pues fueron declarados víctimas de un sistema que, según dijeron los revolucionarios de mentes lúcidas, corazones ardientes y manos limpias, la derecha -y por añadidura, la larga noche neoliberal- impusieron. ¡Prohibido olvidar!
martes, 5 de julio de 2011
¿QUIÉN LE CONTARÁ A CHÁVEZ QUE EL CÁNCER LO VENCIÓ...?
Comenzaré declarando algo: me repugna que una enfermedad sirva para los fines del poder político. Esto incluye tanto a quienes usan de la dolencia para acorralar al adversario enfermo, cuanto al que utiliza su enfermedad real o supuesta, para crear la adhesión compasiva de sus conciudadanos, al margen de que simpaticen o no con él. En ambos casos se trata de envilecer la democracia, porque a nadie que sea bien nacido le agrada contender con un moribundo aunque éste todavía siga usando sus poderes para atacar y perseguir. Por principio democrático elemental, el poder político entraña siempre una posibilidad de nobleza. Y semejante comportamiento es innoble.
Hugo Chávez retornó de Cuba la madrugada del pasado lunes 4 de julio, proclamando que vencerá a la naturaleza. Es un acto de soberbia desafiante, como si a la enfermedad que aparentemente padece la pudiera intimidar su poder. Y en semejante desvarío ha olvidado por lo menos agradecer a Dios, por brindarle la oportunidad de enfrentar al mal que lo aqueja. Seguramente no quiere entender que en su postración si algo cabe es la humildad, incluso para tener el valor de padecerla. Y el cáncer es implacable: vidas hermosas se han rendido ante sus efectos malignos. A veces -y quiera Dios que tal sea el caso de Chávez- la voluntad y la Fe han provocado el milagro de la curación, bien para recuperarse con ayuda de la medicina o para sobrellevarla por la Gracia Divina, para alargar un poco más la vida.
Pero si de algo ha valido la desgracia que sufre Chávez, es para demostrar la pequeñez de su poder. La pequeñez de un ser humano que se mira incapaz de encumbrarse ante la adversidad y de asegurarle a sus acólitos que la revolución por él propugnada seguramente perderá el vigor cuando tarde o temprano pierda la vida. En este contexto, la muchedumbre que se ha volcado a las calles de Caracas para saludar al líder postrado, también palpa con desencanto que el final de ese proceso desordenado en que se han dejado sumir durante los últimos 12 años, inexorablemente se acerca. Será como salir de una borrachera interminable... ¿Y qué le quedará a los venezolanos cuando el comandante en jefe ya no esté? Simplemente comenzar de nuevo, para tratar de recuperar el tiempo perdido.
Chávez me recuerda al "Otoño del Patriarca". Los gobernados esperaban el anuncio de la muerte del dictador tantas veces repetido y tantas veces igualmente desmentido. "No sólo habíamos terminado por creer de veras que él estaba concebido para sobrevivir al tercer cometa, sino que esa convicción nos había infundido una seguridad y un sosiego que creíamos disimular con toda clase de chistes sobre la vejez, le atribuíamos a él las virtudes seniles de las tortugas y los hábitos de los elefantes, contábamos en las cantinas que alguien había anunciado al consejo de gobierno que él había muerto y que todos los ministros se miraron asustados y se preguntaron asustados que ahora quién se lo va a decir a él, ja, ja, ja, cuando la verdad era que a él no le hubiera importado saberlo ni hubiera estado muy seguro él mismo de si aquel chiste callejero era cierto o falso, (...)"
Quizá por eso mismo fue que le tocó a Fidel ir a decirle a Chávez que tiene cáncer. Y quién sabe si será el mismo Fidel quien se encargue de contarle que pese a su proclama revolucionaria de derrotar a la naturaleza, el cáncer -Dios no lo permita- finalmente lo derrotó. Pero si algo es cierto, es que Chávez no tendrá "las virtudes seniles de las tortugas" que caracterizan a Fidel. Y en consecuencia no morirá como Fidel: de viejo.
Hugo Chávez retornó de Cuba la madrugada del pasado lunes 4 de julio, proclamando que vencerá a la naturaleza. Es un acto de soberbia desafiante, como si a la enfermedad que aparentemente padece la pudiera intimidar su poder. Y en semejante desvarío ha olvidado por lo menos agradecer a Dios, por brindarle la oportunidad de enfrentar al mal que lo aqueja. Seguramente no quiere entender que en su postración si algo cabe es la humildad, incluso para tener el valor de padecerla. Y el cáncer es implacable: vidas hermosas se han rendido ante sus efectos malignos. A veces -y quiera Dios que tal sea el caso de Chávez- la voluntad y la Fe han provocado el milagro de la curación, bien para recuperarse con ayuda de la medicina o para sobrellevarla por la Gracia Divina, para alargar un poco más la vida.
Pero si de algo ha valido la desgracia que sufre Chávez, es para demostrar la pequeñez de su poder. La pequeñez de un ser humano que se mira incapaz de encumbrarse ante la adversidad y de asegurarle a sus acólitos que la revolución por él propugnada seguramente perderá el vigor cuando tarde o temprano pierda la vida. En este contexto, la muchedumbre que se ha volcado a las calles de Caracas para saludar al líder postrado, también palpa con desencanto que el final de ese proceso desordenado en que se han dejado sumir durante los últimos 12 años, inexorablemente se acerca. Será como salir de una borrachera interminable... ¿Y qué le quedará a los venezolanos cuando el comandante en jefe ya no esté? Simplemente comenzar de nuevo, para tratar de recuperar el tiempo perdido.
Chávez me recuerda al "Otoño del Patriarca". Los gobernados esperaban el anuncio de la muerte del dictador tantas veces repetido y tantas veces igualmente desmentido. "No sólo habíamos terminado por creer de veras que él estaba concebido para sobrevivir al tercer cometa, sino que esa convicción nos había infundido una seguridad y un sosiego que creíamos disimular con toda clase de chistes sobre la vejez, le atribuíamos a él las virtudes seniles de las tortugas y los hábitos de los elefantes, contábamos en las cantinas que alguien había anunciado al consejo de gobierno que él había muerto y que todos los ministros se miraron asustados y se preguntaron asustados que ahora quién se lo va a decir a él, ja, ja, ja, cuando la verdad era que a él no le hubiera importado saberlo ni hubiera estado muy seguro él mismo de si aquel chiste callejero era cierto o falso, (...)"
Quizá por eso mismo fue que le tocó a Fidel ir a decirle a Chávez que tiene cáncer. Y quién sabe si será el mismo Fidel quien se encargue de contarle que pese a su proclama revolucionaria de derrotar a la naturaleza, el cáncer -Dios no lo permita- finalmente lo derrotó. Pero si algo es cierto, es que Chávez no tendrá "las virtudes seniles de las tortugas" que caracterizan a Fidel. Y en consecuencia no morirá como Fidel: de viejo.
sábado, 2 de julio de 2011
Prohibido olvidar (3)
Escuchar cada sábado al presidente Correa resulta un ejercicio clave para advertir con nitidez los vicios de comunicación que genera el poder. El primero de estos vicios es atribuir a los adversarios sus propios defectos. Y Correa lo hace así, seguro de que los ecuatorianos somos, si no estúpidos, por lo menos condescendientes.
En donde más hace gala de este vicio, es en su procesamiento de la realidad que el avance del crimen evidencia. Para Correa el problema no es que haya asesinatos y asaltos para robar, para secuestrar, para violar, y para matar otra vez. N0. Para Correa el problema es que la prensa informe sobre estos hechos. Y -encima- que le otorgue titulares de portada. Esto es lo que en la antigüedad se conocía como matar al emisario, bajo la pretensión de que proceder así era el mejor método para sacarle el cuerpo a la verdad de los hechos. Entonces lo que Correa pretende es convertir a la prensa independiente en su chivo emisario.
Él sería indudablemente feliz si la prensa mirase hacia otro lado; si únicamente los diarios se encargasen de informar sobre la maravilla en que el gobierno de la Revolución Ciudadana ha convertido a este país luego de padecer los soponcios de una larga noche neo liberal; si los medios impresos, radiales y televisivos no gubernamentales solamente dieran cabida a declaraciones de voceros del gobierno, (a los ministros y asambleístas como Panchana y "el Corcho" que son un verdadero corcho para tapar la sinvergüencería rampante); o si, por último, esos medios no investigaran hasta encontrar la verdad de los impuestos verdes, la verdad de las nuevas tarifas eléctricas, la verdad de los hospitales ambulantes, la verdad del "comecheques"-y de sus réplicas gastronómicas-, la verdad de las casas de techos voladores, la verdad... simplemente la verdad.
Pero en el caso de la delincuencia -y esto es lo que debe ser PROHIBIDO OLVIDAR- la prensa no inventó (lo digo solo para citar unos pocos hechos acaecidos en esta semana), el caso del ciudadano que se vio obligado a arrollar a un delincuente para salvar a su esposa y a su hija de un asalto. La prensa no inventó el tiro en la nuca que acabó con la vida de una joven profesional en Manta. La prensa no inventó que el jueves mataron a un joven jornalero de la construcción. La prensa tampoco inventó que mataron a un ex futbolista también el jueves.
Pero al señor Presidente Constitucional de la República del Ecuador, lo que en verdad le molesta es la noticia. No el crimen.
Como le molesta que se informe sobre su adquisición de un departamento en Bélgica. Y para rebatir la noticia puso como escudo a un descendiente de Eloy Alfaro -aprovechando su cándida presencia en la sabatina presidencial de este 2 de julio, escenificada en el Parque Histórico de La Puntilla- quien adquirió una casa en Panamá, porque de allá es su esposa. Ergo, si el Presidente Correa está casado con una belga, es lógico que al igual que el descendiente del Viejo Luchador tenga su casa en Bélgica, porque allá están sus familiares políticos. Lo que no dice es que Alfaro nunca fue Presidente de la República, ni que comprar una casa en Panamá o en China no constituye per se nada censurable. Lo censurable es atribuir a otros culpa -hasta acusándolos de vende patria- por ese mismo hecho, y auto exculparse cuando es él quien hace lo mismo. (PROHIBIDO OLVIDAR: esos pelucones que prefieren comprar casa en Miami antes que en el Ecuador, son malos ciudadanos)
Escuchar cada sábado al presidente Correa resulta un ejercicio clave -y muy saludable- para advertir con nitidez los vicios de comunicación que genera el poder. Y los intentos descarados de creer que los únicos vivos son los de manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes, hacedores de la Revolución Ciudadana, desde hace más de 4 años en el poder de la República. Prohibido olvidar
En donde más hace gala de este vicio, es en su procesamiento de la realidad que el avance del crimen evidencia. Para Correa el problema no es que haya asesinatos y asaltos para robar, para secuestrar, para violar, y para matar otra vez. N0. Para Correa el problema es que la prensa informe sobre estos hechos. Y -encima- que le otorgue titulares de portada. Esto es lo que en la antigüedad se conocía como matar al emisario, bajo la pretensión de que proceder así era el mejor método para sacarle el cuerpo a la verdad de los hechos. Entonces lo que Correa pretende es convertir a la prensa independiente en su chivo emisario.
Él sería indudablemente feliz si la prensa mirase hacia otro lado; si únicamente los diarios se encargasen de informar sobre la maravilla en que el gobierno de la Revolución Ciudadana ha convertido a este país luego de padecer los soponcios de una larga noche neo liberal; si los medios impresos, radiales y televisivos no gubernamentales solamente dieran cabida a declaraciones de voceros del gobierno, (a los ministros y asambleístas como Panchana y "el Corcho" que son un verdadero corcho para tapar la sinvergüencería rampante); o si, por último, esos medios no investigaran hasta encontrar la verdad de los impuestos verdes, la verdad de las nuevas tarifas eléctricas, la verdad de los hospitales ambulantes, la verdad del "comecheques"-y de sus réplicas gastronómicas-, la verdad de las casas de techos voladores, la verdad... simplemente la verdad.
Pero en el caso de la delincuencia -y esto es lo que debe ser PROHIBIDO OLVIDAR- la prensa no inventó (lo digo solo para citar unos pocos hechos acaecidos en esta semana), el caso del ciudadano que se vio obligado a arrollar a un delincuente para salvar a su esposa y a su hija de un asalto. La prensa no inventó el tiro en la nuca que acabó con la vida de una joven profesional en Manta. La prensa no inventó que el jueves mataron a un joven jornalero de la construcción. La prensa tampoco inventó que mataron a un ex futbolista también el jueves.
Pero al señor Presidente Constitucional de la República del Ecuador, lo que en verdad le molesta es la noticia. No el crimen.
Como le molesta que se informe sobre su adquisición de un departamento en Bélgica. Y para rebatir la noticia puso como escudo a un descendiente de Eloy Alfaro -aprovechando su cándida presencia en la sabatina presidencial de este 2 de julio, escenificada en el Parque Histórico de La Puntilla- quien adquirió una casa en Panamá, porque de allá es su esposa. Ergo, si el Presidente Correa está casado con una belga, es lógico que al igual que el descendiente del Viejo Luchador tenga su casa en Bélgica, porque allá están sus familiares políticos. Lo que no dice es que Alfaro nunca fue Presidente de la República, ni que comprar una casa en Panamá o en China no constituye per se nada censurable. Lo censurable es atribuir a otros culpa -hasta acusándolos de vende patria- por ese mismo hecho, y auto exculparse cuando es él quien hace lo mismo. (PROHIBIDO OLVIDAR: esos pelucones que prefieren comprar casa en Miami antes que en el Ecuador, son malos ciudadanos)
Escuchar cada sábado al presidente Correa resulta un ejercicio clave -y muy saludable- para advertir con nitidez los vicios de comunicación que genera el poder. Y los intentos descarados de creer que los únicos vivos son los de manos limpias, mentes lúcidas y corazones ardientes, hacedores de la Revolución Ciudadana, desde hace más de 4 años en el poder de la República. Prohibido olvidar
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