Al margen del lugar común que identifica a 2012 como "difícil (para los ecuatorianos) por ser año electoral", creo que nacerá con expectativas interesantes, en las que será muy difícil trazar una línea para balancearlas entre el optimismo y el pesimismo. Sin embargo, el optimismo en lo económico puede generar pesimismo en lo político, tal como lo demostraré a continuación:
Primero veamos lo que puede dar espacio al optimismo: si se mantienen las última tendencias de crecimiento económico que prevalecieron durante 2011 a pesar de la crisis de la eurozona, es posible que todavía existan oportunidades para mantener ese ritmo alcista, incluso hasta el primer semestre. Esto quiere decir que mientras esa crisis no afecte al precio internacional del petróleo, y China siga siendo un importante demandador de materias primas originarias de Latinoamérica, la región continuará, aunque con menor ritmo, la expansión que ya registró entre 2010 y 2011. O sea que la clave está en que China no se contamine con la crisis europea.
En lo interno, la política expansiva basada en la inversión pública, si bien podrá refrenarse tampoco lo hará a un grado que afecte al crecimiento, porque todavía al gobierno le falta ejecutar una serie de obras para las cuales ya tiene recursos comprometidos; y seguramente emprenderá otras -tal vez no tan espectaculares como las anteriores- precisamente para estimular una coyuntura electoral favorable. Otra vez, la clave está en los precios del petróleo y en los créditos que pueda obtener entre otros proveedores, de China.
Los escenarios pesimistas se relacionan también con el factor precios del petróleo. Pero nada hace prever que en 2012 el precio internacional del crudo tenderá a la baja. Es decir que por lo menos se mantendrán. Por lo tanto el régimen dispone de un margen de maniobra más o menos cómodo para continuar sus políticas expansionistas.
Ese margen de maniobra sí podría afectarse por dos circunstancias.
En lo económico, el tema se relaciona con la renuencia del régimen a los Tratados de Libre Comercio, que afectarán la competitividad de las exportaciones ecuatorianas frente a sus vecinos Colombia y Perú, que sì tienen TLC con Estados Unidos y la Uniòn Europea.
En lo político, hasta ahora la mano dura con los adversarios, le ha dado réditos al régimen. Pero en los últimos meses, y más concretamente después de la Consulta Popular del 7 de mayo de 2011, los efectos post 30-S le están pasando factura a la hegemonía del gobierno de la Revolución Ciudadana. Hay emigración de aliados. Hay gente que desde adentro de Alianza País pide espacio, porque en 5 años de apoyo constante, sienten que es poco lo que han logrado en términos beneficio/costo. Y esos pueden pasarse al otro bando. Nada más que en la oposición, el acuerdo será difícil, porque para encontrar un líder que se oponga eficazmente a Correa en las elecciones, habrá que prescindir de Alvarito, Lucio y Cinthya. Y Lasso no es -perdóneseme la franqueza- ni chicha ni limonada.
En este escenario electoral, la oposición tiene que saber sacar provecho a una debilidad cada vez más notoria del gobierno: una agresiva ola de corrupción pública, al punto que en muchos círculos del poder dicen que como ya se prohibirá usar 30-S ahora se utilizará 30%...!!!!
2012 no será año fácil ha dicho el propio presidente Correa. Lo comprendo. La débil raya que marca la diferencia con lo difícil reside en su capacidad de exposición mediática.
Para él, todas las naves se le quemarán con el pronunciamiento de la Corte Nacional de Justicia, el 13 de enero, respecto al juicio contra "El Universo" y los hermanos Pérez. Como el conquistador Hernán Cortéz, quedará reducido a un solo sitio, sin posibilidad de escapar, una vez que la sala de la Corte Nacional de Justicia dicte sentencia. Habrá, en verdad, quemado sus naves.
Porque en caso de ser favorable -como se espera- la sentencia de la Sala, no podrá seguir acusando de corrupta a una justicia que le ha dado gusto en todo. Y si el fallo fuere desfavorable, tendrá que pisar el acelerador para que la nueva Corte Nacional reestructurada, se inaugure dándole la razón. Y entonces, nadie dudará de que la Justicia ha perdido realmente autonomía.
De darse esta conjunción de factores -hablo como Mercado- 2012 será un año crítico. Veo en la bolita mágica un régimen hegemónico que controlará a todos los poderes. Y que tiene el respaldo de una bonanza económica, producida por el alto precio del petróleo. Igual que Chàvez, el de Venezuela...
sábado, 31 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
Alfaro y la prensa
Eloy Alfaro Delgado fue el líder de la Revolución Liberal, originada en Guayaquil el 5 de junio de 1895. Esa Revolución fue la respuesta a una suerte de Estado hegemónico, consolidado desde la perspectiva de un catecismo político impulsado por Gabriel García Moreno, en alianza con el poder económico de los terratenientes serranos y la clerecía nacional.
Alfaro se sublevó desde muy joven contra ese Estado clerical, donde un maridaje entre lo religioso y lo político, ponía un manto de complicidad sobre grandes y pequeños negociados. Pero su ideólogo por excelencia fue Juan Montalvo, a la cabeza de un grupo de intelectuales que combatían desde el campo de las ideas y en las trincheras del periodismo, la vigencia del sistema.
Por eso, cuando llegó a la Jefatura del Estado gracias al pronunciamiento "en comicio" de una Asamblea Popular realizada en Guayaquil para rechazar el negociado de la venta de la bandera -negociado que también fue denunciado por la prensa- no actuó directamente para responder a las críticas de los periodistas.
Sin embargo también se dieron casos de apaleamientos y otro tipo de agresiones que grupos identificados con el alfarismo ejercieron contra periodistas. Recuérdese que en esa época era común "empastelar" las imprentas donde se editaban periódicos y otros medios impresos de información. En lo de fondo, la vocación de Don Eloy se resumía en su interés por mantener la revolución en los términos que él consideraba leales para los objetivos que perseguía. Y para ese fin no dudaba en transitar por caminos no muy democráticos. Esa famosa frase de que no había que perder con votos lo que se había ganado con balas, es en alto grado simbólica de los peligros que el líder liberal veía en una contienda electoral. Sus defensores sostienen que para entonces las ideas democráticas no estaban arraigadas en el pueblo... Pero ese es un argumento que igual pueden esgrimir hoy los revolucionarios del siglo XXI.
Y eso fue lo que la prensa siempre denunció, con mayor o menor vehemencia. Incluso impregnada por visiones regionales, pues (al igual que ahora, guardando las distancias de tiempo y naturaleza de las comunicaciones) no era lo mismo la prensa de Guayaquil que la de Quito, o la de Cuenca. Los diarios denunciaban lo que se denominaba "la argolla", que era una organización perfectamente diseñada para manejar las compras y contratos públicos. Y había una corrupción institucionalizada, con nuevos ricos que ofendían con su opulencia revolucionaria. que contrastaba con la pulcritud y honradez que caracterizaban a "El Viejo Luchador"
De esa combinación de factores -complejos, y muy difíciles de resumir en un artículo- surgió el final de Alfaro. Primero, fue depuesto semanas antes de que terminara su último mandato, porque los partidarios de Emilio Estrada (el candidato que el propio Alfaro escogió para que continuara su obra), temían que no le permitiera posesionarse de la Presidencia de la República, porque ya una vez elegido por los papelitos que el gobierno de Alfaro manejó, a El Viejo Luchador ya no le despertaba confianza, por la independencia que advertía en los actos y decires de Estrada.
Y una vez en el poder Estrada, Alfaro se sintió perseguido por éste. Desde su residencia en Guayaquil se quejaba de que era hostilizado, incluyendo entre las víctimas de tales hostilidades a quienes fueron sus cercanos colaboradores. Por eso no le quedó otro camino que salir a Panamá. Ahí estaba cuando -fallecido Estrada- fue llamado por Montero para que regresara a asumir la Jefatura Suprema, luego de que se declarara en rebelión contra el gobierno de Zaldumbide que había asumido la Presidencia de la República a raíz del fallecimiento de Emilio Estrada.
La prensa lo que hizo fue informar. Y claro, al calor de las luchas intestinas, de la sangre derramada -hubo combates cruentos, a partir del levantamiento de Montero- nadie puede controlar las pasiones. Nadie. Eso es lo duro de sembrar vientos.
La muerte de Alfaro fue violenta. Cobarde.
Y condenable sin atenuantes porque detrás de ella se consumaron viejas venganzas, de una sociedad polarizada desde el poder y desde fuera del poder. La prensa dio testimonio de eso. La prensa no prendió "La hoguera bárbara". Fueron otros. Fueron los que se aprovecharon de la Revolución Liberal para consumar sus añejos apetitos. Fueron los que, desplazados por esas nuevas apetencias, que buscan confundir una época de cambios por un cambio de época, rumiaban sus frustraciones, viendo a los nuevos ricos de la revolución suplantarlos en los puestos públicos para los que se creían predestinados. Los dos grupos fueron voraces.
Y esa voracidad terminó en llamas. Las llamas que consumieron el cuerpo ya sin vida de Eloy Alfaro. A la prensa de entonces, ni a la de ahora, no le correspondió en el drama otro rol que el de dar testimonio. Testimonio que a veces quema. Testimonio que a veces también inflama. Testimonio que despierta pasiones.
Pero la prensa no mató a Alfaro. Quien diga eso, sabe que miente.
Alfaro se sublevó desde muy joven contra ese Estado clerical, donde un maridaje entre lo religioso y lo político, ponía un manto de complicidad sobre grandes y pequeños negociados. Pero su ideólogo por excelencia fue Juan Montalvo, a la cabeza de un grupo de intelectuales que combatían desde el campo de las ideas y en las trincheras del periodismo, la vigencia del sistema.
Por eso, cuando llegó a la Jefatura del Estado gracias al pronunciamiento "en comicio" de una Asamblea Popular realizada en Guayaquil para rechazar el negociado de la venta de la bandera -negociado que también fue denunciado por la prensa- no actuó directamente para responder a las críticas de los periodistas.
Sin embargo también se dieron casos de apaleamientos y otro tipo de agresiones que grupos identificados con el alfarismo ejercieron contra periodistas. Recuérdese que en esa época era común "empastelar" las imprentas donde se editaban periódicos y otros medios impresos de información. En lo de fondo, la vocación de Don Eloy se resumía en su interés por mantener la revolución en los términos que él consideraba leales para los objetivos que perseguía. Y para ese fin no dudaba en transitar por caminos no muy democráticos. Esa famosa frase de que no había que perder con votos lo que se había ganado con balas, es en alto grado simbólica de los peligros que el líder liberal veía en una contienda electoral. Sus defensores sostienen que para entonces las ideas democráticas no estaban arraigadas en el pueblo... Pero ese es un argumento que igual pueden esgrimir hoy los revolucionarios del siglo XXI.
Y eso fue lo que la prensa siempre denunció, con mayor o menor vehemencia. Incluso impregnada por visiones regionales, pues (al igual que ahora, guardando las distancias de tiempo y naturaleza de las comunicaciones) no era lo mismo la prensa de Guayaquil que la de Quito, o la de Cuenca. Los diarios denunciaban lo que se denominaba "la argolla", que era una organización perfectamente diseñada para manejar las compras y contratos públicos. Y había una corrupción institucionalizada, con nuevos ricos que ofendían con su opulencia revolucionaria. que contrastaba con la pulcritud y honradez que caracterizaban a "El Viejo Luchador"
De esa combinación de factores -complejos, y muy difíciles de resumir en un artículo- surgió el final de Alfaro. Primero, fue depuesto semanas antes de que terminara su último mandato, porque los partidarios de Emilio Estrada (el candidato que el propio Alfaro escogió para que continuara su obra), temían que no le permitiera posesionarse de la Presidencia de la República, porque ya una vez elegido por los papelitos que el gobierno de Alfaro manejó, a El Viejo Luchador ya no le despertaba confianza, por la independencia que advertía en los actos y decires de Estrada.
Y una vez en el poder Estrada, Alfaro se sintió perseguido por éste. Desde su residencia en Guayaquil se quejaba de que era hostilizado, incluyendo entre las víctimas de tales hostilidades a quienes fueron sus cercanos colaboradores. Por eso no le quedó otro camino que salir a Panamá. Ahí estaba cuando -fallecido Estrada- fue llamado por Montero para que regresara a asumir la Jefatura Suprema, luego de que se declarara en rebelión contra el gobierno de Zaldumbide que había asumido la Presidencia de la República a raíz del fallecimiento de Emilio Estrada.
La prensa lo que hizo fue informar. Y claro, al calor de las luchas intestinas, de la sangre derramada -hubo combates cruentos, a partir del levantamiento de Montero- nadie puede controlar las pasiones. Nadie. Eso es lo duro de sembrar vientos.
La muerte de Alfaro fue violenta. Cobarde.
Y condenable sin atenuantes porque detrás de ella se consumaron viejas venganzas, de una sociedad polarizada desde el poder y desde fuera del poder. La prensa dio testimonio de eso. La prensa no prendió "La hoguera bárbara". Fueron otros. Fueron los que se aprovecharon de la Revolución Liberal para consumar sus añejos apetitos. Fueron los que, desplazados por esas nuevas apetencias, que buscan confundir una época de cambios por un cambio de época, rumiaban sus frustraciones, viendo a los nuevos ricos de la revolución suplantarlos en los puestos públicos para los que se creían predestinados. Los dos grupos fueron voraces.
Y esa voracidad terminó en llamas. Las llamas que consumieron el cuerpo ya sin vida de Eloy Alfaro. A la prensa de entonces, ni a la de ahora, no le correspondió en el drama otro rol que el de dar testimonio. Testimonio que a veces quema. Testimonio que a veces también inflama. Testimonio que despierta pasiones.
Pero la prensa no mató a Alfaro. Quien diga eso, sabe que miente.
martes, 27 de diciembre de 2011
Placeres que matan...
Lo confieso: cuando leí la noticia sobre la muerte accidental del Viceministro de Comercio Exterior de Cristina Kirchner, en un hotel de Montevideo, en el que se hospedaba para asistir a la reciente cumbre de Mercosur, me quedé estupefacto.
Los primeros datos de la prensa argentina hablaban de hipoxifilia o de asfixiofilia como probables causas del fallecimiento, despejando así cualquier duda que pudiera sugerir el hecho de que el difunto fue encontrado desnudo, con trazas de semen y ahorcado con su propia correa, al pie de la cama que ocupaba.
Las investigaciones desecharon también la participación de otras personas en el desgraciado suceso, pues el sistema de seguridad monitorea las 24 horas del día el acceso a cada una de las piezas; y revisados los vídeos, no había ninguna evidencia de que alguien que no fuera el Viceministro, hubiese entrado a su habitación mientras él permaneció allí. La conclusión es -hasta ahora- irrefutable: el Viceministro de Comercio Exterior murió a causa de asfixiofilia o de hipoxifilia.
Mi curiosidad se avivó cuando leí que el decesado fue economista de élite del kirchnerismo, miembro de La Cámpora -el movimiento en que derivaron los "piqueteros", conocidos en Buenos Aires por su apoyo militante a Néstor primero y a Cristina después-; y que había adquirido reputación por sus posturas anticapitalistas, como víctima del fracaso económico que vivió Argentina hace una década. Fue esta circunstancia la que lo llevó a estudiar economía, y a deambular previamente por varios países de América Latina para palpar la realidad de la crisis que los asoló, y de la que culpan sin atenuantes a las políticas "neoliberales"
Mi curiosidad siguió en ascenso: como asfixiofilia o hipoxifilia, se conoce también a lo que se llama "asfixia autoerótica". Se trata de una forma de practicar la masturbación, provocando un breve período de asfixia por ahorcamiento, que según afirman sus cultores, estimula y prolonga el orgasmo. O sea, la clave está en apretar el gazñate, justo al momento en que se viene la eyaculación. Por internet me enteré que semejante práctica es común entre los esquimales y asiáticos...
El Viceministro era uno de los productos del kirchnerismo. Joven, de 34 años, parecía estar lleno de todas las acreditaciones que se requieren para transformar a la sociedad argentina con pasión. Y queriendo matar sus pasiones eróticas a manotazos, terminó muerto él mismo, envuelto en la correa de sus placeres solitarios.
En mi despertar frenético a la adolescencia, cuando uno comprobaba con asombro que hay placeres que están al alcance de la mano, tenía un grupo de amigos que competía contándole en la confesión al cura, verdaderos actos de acrobacia para encontrar la autosatisfacción. Estimulados por el aliento del curita para que confesaran hasta la última gota de su pecado, desafiaban la imaginación para llenar de urgencias las confesiones, y que el padrecito corriera a la sacristía a hacer quién sabe qué. Nunca supe que los hubiese tentado a verificar en su compañía, lo que estos teóricos de la masturbación inventaban. Pero de todas esas jocosas revelaciones ninguno habló de la hipoxifilia ni nada parecido.
Y gracias a Dios que no lo hicieron. Y ojalá que a nadie -así a los iniciados como a los doctos- tampoco se le ocurra imitar al Viceministro argentino. Ojalá. Porque hay placeres que matan. Y porque en Argentina, ya es suficiente la hipoxifilia que el gobierno practica, en nombre de una revolución donde una de sus prioridades es terminar con la prensa libre, por ahorcamiento.
Los primeros datos de la prensa argentina hablaban de hipoxifilia o de asfixiofilia como probables causas del fallecimiento, despejando así cualquier duda que pudiera sugerir el hecho de que el difunto fue encontrado desnudo, con trazas de semen y ahorcado con su propia correa, al pie de la cama que ocupaba.
Las investigaciones desecharon también la participación de otras personas en el desgraciado suceso, pues el sistema de seguridad monitorea las 24 horas del día el acceso a cada una de las piezas; y revisados los vídeos, no había ninguna evidencia de que alguien que no fuera el Viceministro, hubiese entrado a su habitación mientras él permaneció allí. La conclusión es -hasta ahora- irrefutable: el Viceministro de Comercio Exterior murió a causa de asfixiofilia o de hipoxifilia.
Mi curiosidad se avivó cuando leí que el decesado fue economista de élite del kirchnerismo, miembro de La Cámpora -el movimiento en que derivaron los "piqueteros", conocidos en Buenos Aires por su apoyo militante a Néstor primero y a Cristina después-; y que había adquirido reputación por sus posturas anticapitalistas, como víctima del fracaso económico que vivió Argentina hace una década. Fue esta circunstancia la que lo llevó a estudiar economía, y a deambular previamente por varios países de América Latina para palpar la realidad de la crisis que los asoló, y de la que culpan sin atenuantes a las políticas "neoliberales"
Mi curiosidad siguió en ascenso: como asfixiofilia o hipoxifilia, se conoce también a lo que se llama "asfixia autoerótica". Se trata de una forma de practicar la masturbación, provocando un breve período de asfixia por ahorcamiento, que según afirman sus cultores, estimula y prolonga el orgasmo. O sea, la clave está en apretar el gazñate, justo al momento en que se viene la eyaculación. Por internet me enteré que semejante práctica es común entre los esquimales y asiáticos...
El Viceministro era uno de los productos del kirchnerismo. Joven, de 34 años, parecía estar lleno de todas las acreditaciones que se requieren para transformar a la sociedad argentina con pasión. Y queriendo matar sus pasiones eróticas a manotazos, terminó muerto él mismo, envuelto en la correa de sus placeres solitarios.
En mi despertar frenético a la adolescencia, cuando uno comprobaba con asombro que hay placeres que están al alcance de la mano, tenía un grupo de amigos que competía contándole en la confesión al cura, verdaderos actos de acrobacia para encontrar la autosatisfacción. Estimulados por el aliento del curita para que confesaran hasta la última gota de su pecado, desafiaban la imaginación para llenar de urgencias las confesiones, y que el padrecito corriera a la sacristía a hacer quién sabe qué. Nunca supe que los hubiese tentado a verificar en su compañía, lo que estos teóricos de la masturbación inventaban. Pero de todas esas jocosas revelaciones ninguno habló de la hipoxifilia ni nada parecido.
Y gracias a Dios que no lo hicieron. Y ojalá que a nadie -así a los iniciados como a los doctos- tampoco se le ocurra imitar al Viceministro argentino. Ojalá. Porque hay placeres que matan. Y porque en Argentina, ya es suficiente la hipoxifilia que el gobierno practica, en nombre de una revolución donde una de sus prioridades es terminar con la prensa libre, por ahorcamiento.
sábado, 24 de diciembre de 2011
La Navidad
Esta noche es Noche Buena, y mañana Navidad... Así recuerdo los anuncios de las fiestas de recordación del Nacimiento de Jesús, en mi niñez. Luego -exactamente a finales de los años 70, en pleno boom petrolero- la prioridad comercial fue desplazando la recordación a un mero pretexto.
Yo no critico ni rechazo ese rumbo, porque al final de cuentas si eso que se llama el espíritu navideño sirve por lo menos para hacer un alto a sentimientos egoístas o para disimularlos, en buena hora: ese paréntesis demuestra que en el alma todavía hsy espacio para un instante de solidaridad con el prójimo, para un poquito de amor, para una sonrisa, para la nobleza de los sentimientos humanos. En fin, para ver el futuro de la especie humana con optimismo.
El desafío es volver estos momentos en un gesto constante y no en una actitud de excepción. Ahí está la verdadera razón de la Navidad; es decir de recordar el nacimiento de Jesús. Al igual que en Semana Santa, no basta recordar el martirio de Jesús en el Gólgota con sentido escatológico, sino valorar el cambio trascendental que sus seguidores promovieron en la sociedad occidental, para darle a la humanidad una visión universal de la Fe y la Libertad, incluso a pesar de las hogueras que prendió la Inquisición.
Esta noche es Noche Buena. Y mañana Navidad. Un abrazo para todos
Yo no critico ni rechazo ese rumbo, porque al final de cuentas si eso que se llama el espíritu navideño sirve por lo menos para hacer un alto a sentimientos egoístas o para disimularlos, en buena hora: ese paréntesis demuestra que en el alma todavía hsy espacio para un instante de solidaridad con el prójimo, para un poquito de amor, para una sonrisa, para la nobleza de los sentimientos humanos. En fin, para ver el futuro de la especie humana con optimismo.
El desafío es volver estos momentos en un gesto constante y no en una actitud de excepción. Ahí está la verdadera razón de la Navidad; es decir de recordar el nacimiento de Jesús. Al igual que en Semana Santa, no basta recordar el martirio de Jesús en el Gólgota con sentido escatológico, sino valorar el cambio trascendental que sus seguidores promovieron en la sociedad occidental, para darle a la humanidad una visión universal de la Fe y la Libertad, incluso a pesar de las hogueras que prendió la Inquisición.
Esta noche es Noche Buena. Y mañana Navidad. Un abrazo para todos
viernes, 23 de diciembre de 2011
¿Alfaro socialista?
Para utilizar todos los recursos mediáticos de que dispone con el fin de desarrollar su propaganda, el gobierno de Rafael Correa ha anunciado que utilizará la imagen de Eloy Alfaro como uno de los símbolos de la Revolución Ciudadana.
Pero la Revolución Ciudadana es socialista. "Socialista del Siglo XXI", para más señas. El mismo Presidente Correa en alarde de sus convicciones, burla burlando le espetó al Director General del IESS su condición de socialdemócrata, porque -aseguró- son solo reformistas, sin interés por cambiar al sistema...
Y aquí surge mi cuestionamiento: ¿fue Eloy Alfaro Delgado, socialista?
La respuesta es no.
No fue Alfaro socialista. Fue un capitalista, pequeño burgués, que se desempeñó como comerciante continuando los negocios de su padre. A Alfaro, el inefable Carlos Marx Carrasco le habría sacado la madre con el ISD, precisamente en nombre del socialismo del Siglo XXI. Y Don Eloy se habría alzado en armas contra la corrupción; y su protesta social habría sido criminalizada, bajo el sanbenito de ser infantil.
"Con la experiencia del pasado y con las lecciones del presente, debemos establecer, en el porvenir, una política humanitaria de tolerancia y justicia que condene los excesos, reprima los abusos y concilie todos los ánimos, a fin de que una reforma prudente y moralizadora, le dé a la República largos años de paz y ventura", decía Alfaro en una Proclama expedida el 25 de junio de 1895, luego del pronunciamiento del pueblo de Guayaquil el 5 de junio de ese año, mediante el cual le entregó la conducción del Estado, para aplicar "las ideas liberales, (que) son las que están más en armonía con la civilización y el progreso modernos, y que son ellas las llamadas a hacer la felicidad de la República, la cual ha estado sojuzgada por una camarilla sombría de especuladores inícuos". Así reza el Acta de Pronunciamiento, suscrita en Comicio Público por el pueblo de Guayaquil.
En esa Acta no hay una sola referencia al socialismo. Más bien una de sus resoluciones es la de "Conceder amplias facultades al expresado General Alfaro, para que la reconstitución del país se levante sobre bases sólidas, que ofrezcan garantías de Paz y Libertad a todos los ciudadanos, a fin de que florezcan las Artes y las Industrias, la Agricultura y el Comercio".
Si los Patiño, Carrasco, Ramírez y los demás líderes de la actual Revolución Ciudadana hubiesen estado presentes en esa Asamblea, habrían por lo menos dicho que semejante resolución era impostura de pelucones, contrarias al socialismo que ellos predican, y que es -dicho sea de paso- igual en cualquier siglo.
¿Alfaro socialista? Vaya inocentada de la Revolución Ciudadana...
Pero la Revolución Ciudadana es socialista. "Socialista del Siglo XXI", para más señas. El mismo Presidente Correa en alarde de sus convicciones, burla burlando le espetó al Director General del IESS su condición de socialdemócrata, porque -aseguró- son solo reformistas, sin interés por cambiar al sistema...
Y aquí surge mi cuestionamiento: ¿fue Eloy Alfaro Delgado, socialista?
La respuesta es no.
No fue Alfaro socialista. Fue un capitalista, pequeño burgués, que se desempeñó como comerciante continuando los negocios de su padre. A Alfaro, el inefable Carlos Marx Carrasco le habría sacado la madre con el ISD, precisamente en nombre del socialismo del Siglo XXI. Y Don Eloy se habría alzado en armas contra la corrupción; y su protesta social habría sido criminalizada, bajo el sanbenito de ser infantil.
"Con la experiencia del pasado y con las lecciones del presente, debemos establecer, en el porvenir, una política humanitaria de tolerancia y justicia que condene los excesos, reprima los abusos y concilie todos los ánimos, a fin de que una reforma prudente y moralizadora, le dé a la República largos años de paz y ventura", decía Alfaro en una Proclama expedida el 25 de junio de 1895, luego del pronunciamiento del pueblo de Guayaquil el 5 de junio de ese año, mediante el cual le entregó la conducción del Estado, para aplicar "las ideas liberales, (que) son las que están más en armonía con la civilización y el progreso modernos, y que son ellas las llamadas a hacer la felicidad de la República, la cual ha estado sojuzgada por una camarilla sombría de especuladores inícuos". Así reza el Acta de Pronunciamiento, suscrita en Comicio Público por el pueblo de Guayaquil.
En esa Acta no hay una sola referencia al socialismo. Más bien una de sus resoluciones es la de "Conceder amplias facultades al expresado General Alfaro, para que la reconstitución del país se levante sobre bases sólidas, que ofrezcan garantías de Paz y Libertad a todos los ciudadanos, a fin de que florezcan las Artes y las Industrias, la Agricultura y el Comercio".
Si los Patiño, Carrasco, Ramírez y los demás líderes de la actual Revolución Ciudadana hubiesen estado presentes en esa Asamblea, habrían por lo menos dicho que semejante resolución era impostura de pelucones, contrarias al socialismo que ellos predican, y que es -dicho sea de paso- igual en cualquier siglo.
¿Alfaro socialista? Vaya inocentada de la Revolución Ciudadana...
sábado, 17 de diciembre de 2011
Me dio muchisisisisisima pena....
Excúsenme que hoy sábado 17 de diciembre de 2011 escriba un segundo blog.
Pero como no tuve oportunidad de ver el show sabático del Presidente Correa, me he quedado anonadado ante la acción de romper un diario frente a las cámaras de televisión, con la que el Primer Mandatario ha desafiado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por su interés en defender la libertad de prensa en Ecuador.
El estado de ira del presidente era inocultable. Su rostro descompuesto; la mirada perdida, casi vaciada de expresión porque estaba enturbiada por el odio, constituían el marco para una serie de gestos con los que hacía ostensible su fastidio por la noticia que los diarios publicaron hoy, dando cuenta de una visita que su amigo Panchito Latorre hiciera ayer al despacho del Fiscal Provincial, Antonio Gagliardo. "Tanto Latorre como Antonio Gagliardo dijeron que la visita fue para tratar sobre la salud del asambleísta hermano del fiscal", dice una nota de portada de El Universo.
Pero el Presidente ha reaccionado con iracundia incontenible. Ha llamado al pobre Panchito -así le decía repetidamente- para darle oportunidad de que en la misma cadena sabatina explicara por qué fue la visita.
Y Panchito no ha dudado en contar la historia, con la seguridad del que nada teme.
Ha dicho que en ese edificio trabaja un hijo suyo (no precisó si en alguna dependencia de la Fiscalía); y que, habiendo ido a visitarlo, se interesó en conocer sobre el estado de salud del Asambleísta Gastón Gagliardo, hermano del Fiscal Gagliardo, a quien esperó porque al llegar no se encontraba en su despacho; y cuando salió de la visita, fue abordado por unos periodistas que le preguntaron los motivos de su visita, que él las explicó dejando aclarado que no tenía ninguna relación con el caso Chuky Seven que investiga Gagliardo.
La serena explicación de Panchito bastaba y sobraba para que la ciudadanía que mira y escucha el show quedase tranquila. No hay nada más noble que interesarse por la salud de un amigo. Y la nobleza es mayor, si se hace un alto al duro ajetreo que seguramente representa ser Asesor del Presidente de la República, para visitar a un hijo en su sitio de trabajo y, de yapa, averiguar por la salud de su amigo, por casualidad también hermano del Fiscal Provincial.
Pero al presidente Correa semejante despliegue de la prensa corrupta le parece insoportable. Por eso estaba desencajado. Tanto o más que el Secretario de Comunicación. Entre ambos descalificaron a la prensa. Todo terminó cuando, alzando el ejemplar de un Diario, lo rompió afirmando que ya no servía ni para madurar aguacates. Y el pobre Panchito recibió un delicado tirón de orejas presidencial, al pedirle que para la próxima avise de sus visitas...
A mí me dio mucha pena. Tan fuera de si el Primer Mandatario de una Naciòn como la ecuatoriana, todo por una nota que bien podría haber salido en las páginas sociales. Tan fuera de sí el Primer Mandatario de una Nación como la ecuatoriana, que pierde la dimensión de su mandato de Estadista y rompe un ejemplar de la odiada prensa.
A mi me dio mucha pena. Si no me creen, miren el video. Ojalá que no compartan mi percepción, pero me pareció un gesto despechado, impropio de un Presidente de la República, pero más propio del mismísimo Juanga.
A mi me dio muchisisisisima pena!!
Pero como no tuve oportunidad de ver el show sabático del Presidente Correa, me he quedado anonadado ante la acción de romper un diario frente a las cámaras de televisión, con la que el Primer Mandatario ha desafiado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por su interés en defender la libertad de prensa en Ecuador.
El estado de ira del presidente era inocultable. Su rostro descompuesto; la mirada perdida, casi vaciada de expresión porque estaba enturbiada por el odio, constituían el marco para una serie de gestos con los que hacía ostensible su fastidio por la noticia que los diarios publicaron hoy, dando cuenta de una visita que su amigo Panchito Latorre hiciera ayer al despacho del Fiscal Provincial, Antonio Gagliardo. "Tanto Latorre como Antonio Gagliardo dijeron que la visita fue para tratar sobre la salud del asambleísta hermano del fiscal", dice una nota de portada de El Universo.
Pero el Presidente ha reaccionado con iracundia incontenible. Ha llamado al pobre Panchito -así le decía repetidamente- para darle oportunidad de que en la misma cadena sabatina explicara por qué fue la visita.
Y Panchito no ha dudado en contar la historia, con la seguridad del que nada teme.
Ha dicho que en ese edificio trabaja un hijo suyo (no precisó si en alguna dependencia de la Fiscalía); y que, habiendo ido a visitarlo, se interesó en conocer sobre el estado de salud del Asambleísta Gastón Gagliardo, hermano del Fiscal Gagliardo, a quien esperó porque al llegar no se encontraba en su despacho; y cuando salió de la visita, fue abordado por unos periodistas que le preguntaron los motivos de su visita, que él las explicó dejando aclarado que no tenía ninguna relación con el caso Chuky Seven que investiga Gagliardo.
La serena explicación de Panchito bastaba y sobraba para que la ciudadanía que mira y escucha el show quedase tranquila. No hay nada más noble que interesarse por la salud de un amigo. Y la nobleza es mayor, si se hace un alto al duro ajetreo que seguramente representa ser Asesor del Presidente de la República, para visitar a un hijo en su sitio de trabajo y, de yapa, averiguar por la salud de su amigo, por casualidad también hermano del Fiscal Provincial.
Pero al presidente Correa semejante despliegue de la prensa corrupta le parece insoportable. Por eso estaba desencajado. Tanto o más que el Secretario de Comunicación. Entre ambos descalificaron a la prensa. Todo terminó cuando, alzando el ejemplar de un Diario, lo rompió afirmando que ya no servía ni para madurar aguacates. Y el pobre Panchito recibió un delicado tirón de orejas presidencial, al pedirle que para la próxima avise de sus visitas...
A mí me dio mucha pena. Tan fuera de si el Primer Mandatario de una Naciòn como la ecuatoriana, todo por una nota que bien podría haber salido en las páginas sociales. Tan fuera de sí el Primer Mandatario de una Nación como la ecuatoriana, que pierde la dimensión de su mandato de Estadista y rompe un ejemplar de la odiada prensa.
A mi me dio mucha pena. Si no me creen, miren el video. Ojalá que no compartan mi percepción, pero me pareció un gesto despechado, impropio de un Presidente de la República, pero más propio del mismísimo Juanga.
A mi me dio muchisisisisima pena!!
Lo que preocupa...
No preocupa que el gobierno pretenda imponer una especie de reserva exclusiva para hablar de la insubordinación de los policías del 30 de septiembre de 2010, porque al fin y al cabo, se trata de convertir ese hecho -tan desgraciado como vergonzoso- en parte del fetichismo político del régimen.
Lo que preocupa es la utilización política del Iepi.
La propiedad intelectual debe ser celosamente manejada, porque de su buen uso depende la idoneidad de los procesos del comercio, en especial aquellos vinculados con el uso de marcas, patentes y licencias. Esta idoneidad, se relaciona con la eficacia para combatir la piratería que generalmente afecta a la industria de la música, del cine y la televisión, así como a la farmacéutica, entre las más importantes. Entonces la actividad registral que le ha sido encomendada al Iepi no puede estar sujeta ni remotamente a los intereses directos de la política. He ahí lo preocupante.
Y es en verdad preocupante, porque convierte en banal la autoridad del Iepi. Es que si ese organismo público no actúa con la independencia que le es tan necesaria para el ejercicio de su autoridad, y concede lo solicitado por el gobierno, en adelante cualquier persona podrá solicitar al organismo que con los mismos argumentos con que "registró" la marca (?) 30S o la expresión "prohibido olvidar", registre como marca su fecha de nacimiento, o la de su matrimonio o la de su divorcio, o la de cualquier evento ocurrido y que considere digno de ser reservado para preservar su uso exclusivo.
Yo creo que la vocación del régimen de generar nubes mediáticas para ocultar los debates que interesan a Ecuador, en torno a temas profundos como los relacionados con la libertad de prensa, o con los sistemas públicos de seguridad, salud y educación, no puede arrastrar al país a una trampa, en la que se pone en riesgo -solo por el placer de actuar como protagonistas de un acto deplorable, que eso fue el 30S- uno de los pilares de la seguridad jurídica en que se sustenta la propiedad privada.
Lo que preocupa es el Iepi.
Lo que preocupa es la utilización política del Iepi.
La propiedad intelectual debe ser celosamente manejada, porque de su buen uso depende la idoneidad de los procesos del comercio, en especial aquellos vinculados con el uso de marcas, patentes y licencias. Esta idoneidad, se relaciona con la eficacia para combatir la piratería que generalmente afecta a la industria de la música, del cine y la televisión, así como a la farmacéutica, entre las más importantes. Entonces la actividad registral que le ha sido encomendada al Iepi no puede estar sujeta ni remotamente a los intereses directos de la política. He ahí lo preocupante.
Y es en verdad preocupante, porque convierte en banal la autoridad del Iepi. Es que si ese organismo público no actúa con la independencia que le es tan necesaria para el ejercicio de su autoridad, y concede lo solicitado por el gobierno, en adelante cualquier persona podrá solicitar al organismo que con los mismos argumentos con que "registró" la marca (?) 30S o la expresión "prohibido olvidar", registre como marca su fecha de nacimiento, o la de su matrimonio o la de su divorcio, o la de cualquier evento ocurrido y que considere digno de ser reservado para preservar su uso exclusivo.
Yo creo que la vocación del régimen de generar nubes mediáticas para ocultar los debates que interesan a Ecuador, en torno a temas profundos como los relacionados con la libertad de prensa, o con los sistemas públicos de seguridad, salud y educación, no puede arrastrar al país a una trampa, en la que se pone en riesgo -solo por el placer de actuar como protagonistas de un acto deplorable, que eso fue el 30S- uno de los pilares de la seguridad jurídica en que se sustenta la propiedad privada.
Lo que preocupa es el Iepi.
miércoles, 14 de diciembre de 2011
ATRACCIÓN FATAL
Detrás de la solicitud de Vinicio para registrar en el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual, (Iepi), las denominaciones 30-S y "prohibido olvidar", subyace una circunstancia que la llamaré -en el afán de resumir- de atracción fatal; porque es el mercado, tan odiado por el gobierno de Correa, el que ejerce una violenta seducción que ha terminado en la solicitud de registro mencionada.
Me explico: Vinicio ha hecho su fortuna no en el gobierno, como piensan los maledicentes, sino en el ejercicio próspero de sus aptitudes de publicista (doctorado incluido). Y la publicidad es el nervio vital que asegura la eficacia del mercado. La publicidad hace vender lo inverosímil, desde relojes para zurdos hasta preservativos para la lengua; desde cremas para eliminar las arrugas hasta fajas para reducir la panza; y desde camisetas deportivos ofertadas con la ilusa pretensión de que ahora sí seremos campeones, hasta dirigentes de clubes que medran de semejante pretensión.
Para ser más directos, el marketing tiene en la publicidad su herramienta creativa; y el marketing político ha hecho de la publicidad el principio y fin para explicar los éxitos o fracasos de candidatos y candidotes.
Pero no hay publicidad, ni mercado posible, sin propiedad. Y la propiedad intelectual -donde se protegen marcas, fórmulas magistrales, innovaciones tecnológicas, obras de arte y producción literaria- constituye uno de los capítulos especiales que el hombre escribió para protegerse del acecho de piratas y aventureros, que podrían copiar inventos y dichos, con el fin de venderlos como producción propia, perjudicando así de manera traicionera, los intereses del inventor.
El mercado es por antonomasia, sociedad capitalista. Ahí donde existe un mercado al que concurren libremente oferentes y demandantes, existe también el capitalismo. A diferencia del socialismo, donde los mercados no son libres, porque los bienes no se transan según la ley de la oferta y la demanda, sino conforme a las leyes promulgadas por el Estado en nombre del socialismo que ya es de todos y por lo tanto de nadie... O sea, no hay propiedad privada.
Ese mercado, para funcionar libremente requiere también de orden, cuyo guardian es el Estado. Es decir que el Estado no puede actuar como parte del mercado, ora ofreciendo ora adquiriendo bienes y servicios, sino como árbitro. Uno de esos mecanismos de arbitraje está en los registros de propiedad, tanto de bienes (edificios, terrenos, maquinarias, vehículos, animales, etcétera), como de las creaciones de la inteligencia, (o sea de la propiedad intelectual)
Desconozco qué esfuerzos intelectuales debió hacer Vinicio o la dependencia gubernamental que maneja, para pretender registrar en el Iepi las siglas 30-S y la expresión prohibido olvidar, como de uso exclusivo. Pero su solicitud y el proceso que se ha abierto para tramitarla, seguramente permitirá que los ecuatorianos entendamos que el 30-S se ha convertido en un producto de la revolución ciudadana. Y que prohibido olvidar, más que un desafío a la memoria del pueblo ecuatoriano, es una amenaza a su capacidad de recordar.
Al final de cuentas Vinicio ha sucumbido como publicista que es, a la atracción fatal que el mercado le provoca.
¿Cuantos nuevos ricos surgirán del beneficio que depare obtener esos registros del Iepi?
¿Reclamarán los chapitas, como co autores del 30-S la parte que les corresponda de esos beneficios? ¿Y la prensa corrupta, podrá reivindicar para sí el derecho que tiene sobre la memoria colectiva, porque al registrar los acontecimientos de la vida nacional, hace posible que sea prohibido olvidar?
Todos serán, sin duda, parte de la atracción fatal. ¡Alabado sea Vinicio!
Me explico: Vinicio ha hecho su fortuna no en el gobierno, como piensan los maledicentes, sino en el ejercicio próspero de sus aptitudes de publicista (doctorado incluido). Y la publicidad es el nervio vital que asegura la eficacia del mercado. La publicidad hace vender lo inverosímil, desde relojes para zurdos hasta preservativos para la lengua; desde cremas para eliminar las arrugas hasta fajas para reducir la panza; y desde camisetas deportivos ofertadas con la ilusa pretensión de que ahora sí seremos campeones, hasta dirigentes de clubes que medran de semejante pretensión.
Para ser más directos, el marketing tiene en la publicidad su herramienta creativa; y el marketing político ha hecho de la publicidad el principio y fin para explicar los éxitos o fracasos de candidatos y candidotes.
Pero no hay publicidad, ni mercado posible, sin propiedad. Y la propiedad intelectual -donde se protegen marcas, fórmulas magistrales, innovaciones tecnológicas, obras de arte y producción literaria- constituye uno de los capítulos especiales que el hombre escribió para protegerse del acecho de piratas y aventureros, que podrían copiar inventos y dichos, con el fin de venderlos como producción propia, perjudicando así de manera traicionera, los intereses del inventor.
El mercado es por antonomasia, sociedad capitalista. Ahí donde existe un mercado al que concurren libremente oferentes y demandantes, existe también el capitalismo. A diferencia del socialismo, donde los mercados no son libres, porque los bienes no se transan según la ley de la oferta y la demanda, sino conforme a las leyes promulgadas por el Estado en nombre del socialismo que ya es de todos y por lo tanto de nadie... O sea, no hay propiedad privada.
Ese mercado, para funcionar libremente requiere también de orden, cuyo guardian es el Estado. Es decir que el Estado no puede actuar como parte del mercado, ora ofreciendo ora adquiriendo bienes y servicios, sino como árbitro. Uno de esos mecanismos de arbitraje está en los registros de propiedad, tanto de bienes (edificios, terrenos, maquinarias, vehículos, animales, etcétera), como de las creaciones de la inteligencia, (o sea de la propiedad intelectual)
Desconozco qué esfuerzos intelectuales debió hacer Vinicio o la dependencia gubernamental que maneja, para pretender registrar en el Iepi las siglas 30-S y la expresión prohibido olvidar, como de uso exclusivo. Pero su solicitud y el proceso que se ha abierto para tramitarla, seguramente permitirá que los ecuatorianos entendamos que el 30-S se ha convertido en un producto de la revolución ciudadana. Y que prohibido olvidar, más que un desafío a la memoria del pueblo ecuatoriano, es una amenaza a su capacidad de recordar.
Al final de cuentas Vinicio ha sucumbido como publicista que es, a la atracción fatal que el mercado le provoca.
¿Cuantos nuevos ricos surgirán del beneficio que depare obtener esos registros del Iepi?
¿Reclamarán los chapitas, como co autores del 30-S la parte que les corresponda de esos beneficios? ¿Y la prensa corrupta, podrá reivindicar para sí el derecho que tiene sobre la memoria colectiva, porque al registrar los acontecimientos de la vida nacional, hace posible que sea prohibido olvidar?
Todos serán, sin duda, parte de la atracción fatal. ¡Alabado sea Vinicio!
domingo, 11 de diciembre de 2011
El tigre suelto y el burro amarrado
La propuesta que Rafael Correa acaba de hacerle a Galo Lara, para que ambos renuncien a la condición de inmunidad que por sus cargos ostentan, con el fin de que el legislador "pruebe" ante la justicia su reiterado señalamiento de que el primer mandatario dirige y protege la corrupción desde Carondelet, es una auténtica celada para arrastrar en indefensión al asambleísta, a los patios de una función judicial totalmente sumisa a los designidos y deseos del Presidente Correa.
Nadie, ni el más ingenuo de los ecuatorianos, cree que la justicia es independiente. Nadie. Y si había alguna duda, la utilización del Consejo de la Judicatura de Transición para sancionar e intimidar a jueces como ocurrió con la ex presidenta de la Corte Provincial, María Luisa Jiménez, se ha encargado de evidenciar que la tal independencia de funciones simplemente no existe.
Entonces, en este panorama de una institucionalidad republicana sujeta a la opinión y a los deseos del Jefe de Estado, aceptar semejante desafío de renunciar a la inmunidad es actuar con la desventaja del burro amarrado frente al tigre suelto.
No hay necesidad de presciencia para advertir que Lara, despojado de su inmunidad y sometido a juicio, terminará corriendo la misma suerte que El Universo, junto a los hermanos Pérez y Emilio Palacio. O la que le espera a Juan Carlos Zurita y Christian Calderón por "El Gran Hermano"; o la que le han querido dar a la ex Secretaria de Información de este mismo régimen, Mónica Chuji: condenada por un juez y rápidamente perdonada por su acusador Vinicio Alvarado.
Y sin embargo, es menester no solo mantenerse al margen de la trampa de la renuncia de inmunidad, que el presidente Correa ha planteado para reducir el tema a un mero debate entre inmunidad e impunidad, como él y otros voceros de su gobierno y de su partido político lo afirman. Sino no perder de vista cuál es la cuestión de fondo.
La cuestión de fondo estriba en que si se vulnera el principio de la inmunidad, consagrado tradicionalmente en el derecho constitucional ecuatoriano, todos los ciudadanos habremos perdido la capacidad de opinar sin correr el riesgo de ser objeto de un juicio y la consiguiente condena. Correa así se cura en sano. No por lo que ahora le puedan decir. Sino por los juicios que le sean plantados cuando haya dejado de ser Presidente, o simplemente cuando haya perdido el control del poder político total que actualmente tiene.
Ahora, los únicos que pueden emitir una opinión contraria a la visión del gobierno son los Legisladores, porque de esa manera ejercen de una manera relativamente libre, su facultad fiscalizadora. La prensa no oficial ya no puede opinar ni informar con absoluta libertad sobre hechos o circunstancias que el gobierno en general y el Presidente Correa en particular, consideren que les son adversos, porque después de lo de El Universo muy pocos periodistas quieren que los ataques frenéticos que el Jefe de Estado les hace, terminen en juicios donde no tienen opciones ni siquiera de litigar. De manera que el desafío a Lara es, en verdad, una manera de desafiar a todos quienes de una u otra manera, constituyen un peligro real o potencial por sus denuncias o por sus opiniones, a la "Majestad" que Correa está convencido de representar.
Entonces el burro amarrado será encarnado por la prensa no oficial y cualquier ciudadano o institución pública o privada, a la que Correa considera adversaria. Y el tigre suelto será el Presidente de la República...
Nadie, ni el más ingenuo de los ecuatorianos, cree que la justicia es independiente. Nadie. Y si había alguna duda, la utilización del Consejo de la Judicatura de Transición para sancionar e intimidar a jueces como ocurrió con la ex presidenta de la Corte Provincial, María Luisa Jiménez, se ha encargado de evidenciar que la tal independencia de funciones simplemente no existe.
Entonces, en este panorama de una institucionalidad republicana sujeta a la opinión y a los deseos del Jefe de Estado, aceptar semejante desafío de renunciar a la inmunidad es actuar con la desventaja del burro amarrado frente al tigre suelto.
No hay necesidad de presciencia para advertir que Lara, despojado de su inmunidad y sometido a juicio, terminará corriendo la misma suerte que El Universo, junto a los hermanos Pérez y Emilio Palacio. O la que le espera a Juan Carlos Zurita y Christian Calderón por "El Gran Hermano"; o la que le han querido dar a la ex Secretaria de Información de este mismo régimen, Mónica Chuji: condenada por un juez y rápidamente perdonada por su acusador Vinicio Alvarado.
Y sin embargo, es menester no solo mantenerse al margen de la trampa de la renuncia de inmunidad, que el presidente Correa ha planteado para reducir el tema a un mero debate entre inmunidad e impunidad, como él y otros voceros de su gobierno y de su partido político lo afirman. Sino no perder de vista cuál es la cuestión de fondo.
La cuestión de fondo estriba en que si se vulnera el principio de la inmunidad, consagrado tradicionalmente en el derecho constitucional ecuatoriano, todos los ciudadanos habremos perdido la capacidad de opinar sin correr el riesgo de ser objeto de un juicio y la consiguiente condena. Correa así se cura en sano. No por lo que ahora le puedan decir. Sino por los juicios que le sean plantados cuando haya dejado de ser Presidente, o simplemente cuando haya perdido el control del poder político total que actualmente tiene.
Ahora, los únicos que pueden emitir una opinión contraria a la visión del gobierno son los Legisladores, porque de esa manera ejercen de una manera relativamente libre, su facultad fiscalizadora. La prensa no oficial ya no puede opinar ni informar con absoluta libertad sobre hechos o circunstancias que el gobierno en general y el Presidente Correa en particular, consideren que les son adversos, porque después de lo de El Universo muy pocos periodistas quieren que los ataques frenéticos que el Jefe de Estado les hace, terminen en juicios donde no tienen opciones ni siquiera de litigar. De manera que el desafío a Lara es, en verdad, una manera de desafiar a todos quienes de una u otra manera, constituyen un peligro real o potencial por sus denuncias o por sus opiniones, a la "Majestad" que Correa está convencido de representar.
Entonces el burro amarrado será encarnado por la prensa no oficial y cualquier ciudadano o institución pública o privada, a la que Correa considera adversaria. Y el tigre suelto será el Presidente de la República...
miércoles, 7 de diciembre de 2011
El dólar ecuatoriano
Uno de los méritos de Rafael Correa Delgado es que nunca ha ocultado su aversión al proceso dolarizador de la economía, incluso desde antes de ser presidente de la República. Esa aversión se inscribe perfectamente en sus convicciones ideológicas. Pero su problema es que no obstante ostentar el ejercicio absoluto del poder -sin fiscalización legislativa, administrativa, ni judicial- le resulta muy cuesta arriba disponer, mediante ley, volver a una moneda "propia" que reedite los tiempos del sucre que, como todos sabemos, murió gloriosamente en las faldas de Mahuad para seguir viviendo en los corazones ardientes de la revolución ciudadana...
El problema es tan grave que, en casi 5 años de gobierno, Correa no ha podido tumbar la dolarización. Pero tampoco ha podido convivir con la terrible restricción que significa no tener moneda propia; es decir, gobernar sin capacidad para adecuar su política económica al manejo de la variable monetaria, con las posibilidades de devaluación incluidas que constituyen, al final de cuentas, una forma eficaz de finaciamiento por la vía inflacionaria, del gasto público.
Y esta es la causa última y primera para aumentar el impuesto a la salida de divisas del 2 al 5 por ciento. Así lo ha confesado el propio Presidente Correa, quien en uno de sus arrebatos de absolutismo -porque habla como si el Estado y sus Funciones estuviesen resumidas en su sola voluntad- dijo: devuélvanme la moneda propia, y de inmediato les quito el ISD. Lo que su lógica de economista y presidente le indica es que si quiere continuar con el tren de gasto público que seguramente se acelerará con la próxima campaña electoral, la única manera de financiarlo es mediante la devaluación. Y como no puede devaluar de manera directa, entonces apela al recurso de crear un impuesto cuyo resultado final será que los ecuatorianos reciben un dólar cuyo valor estará disminuido en 5%.
Ha creado por esta vía el dólar ecuatoriano. No ha necesitado para este fin volver al sucre y sus malos recuerdos de inseguridad en el tipo de cambio respecto a la moneda estadounidense; tampoco ha expuesto su popularidad por aquello de que la ciudadanía no aceptaría y reaccionaría indignada ante cualquier intento de eliminar al dólar como medio de pago; ni siquiera se le puede acusar de que ha devaluado la moneda, porque dirá con su sapiencia de economista que es un disparate creer que él puede decidir algo que solo a la Reserva Federal de USA le compete. Y terminará enfilando su potente artillería de insultos, descalificaciones y amenazas, contra todos los que osen cuestionar la idoneidad de su medida de castigar con impuesto a todo dólar que se transe en las más importantes operaciones del comercio exterior ecuatoriano.
Lo más grave de este enfoque neodevaluatorio es que el beneficiario directo de esta medida es el Estado. Cuando existía el sucre, a una devaluación se le daba el mérito de resarcir en parte la pérdida cambiaria que sufrían las empresas, porque cuando exportaban recibían más por cada dólar. Ahora ese beneficio se lo lleva el gobierno. Y se lo lleva para gastar más. Así de simple.
No hay devaluación posible con dolarización. Pero nadie contaba con la astucia de Correa, perfectamente orquestada por Marx Carrasco: han creado el dólar ecuatoriano, cuyo valor real es inferior en 5% al dólar de Estados Unidos. No hubo necesidad de nuevo sucre, ni de correíta ni de patiñito ni de carrasquito... Solo bastó con un impuesto, que primero empezó con el 0,5% y después se incrementó al 1% y al 2%. Y como nadie nada dijo, o reaccionaron muy tibiamente, lo subieron al 5% como preludio de que la próxima vez llegará al 7 o al 10 o al 12%, como para equipararlo con la tarifa mágica del IVA.
Desde el año 2000 teníamos dólar de Estados Unidos como moneda. Desde el 24 de noviembre de 2011, tenemos dólar ecuatorano, gracias a la increíble calidad de economista del Presidente de la República.
El problema es tan grave que, en casi 5 años de gobierno, Correa no ha podido tumbar la dolarización. Pero tampoco ha podido convivir con la terrible restricción que significa no tener moneda propia; es decir, gobernar sin capacidad para adecuar su política económica al manejo de la variable monetaria, con las posibilidades de devaluación incluidas que constituyen, al final de cuentas, una forma eficaz de finaciamiento por la vía inflacionaria, del gasto público.
Y esta es la causa última y primera para aumentar el impuesto a la salida de divisas del 2 al 5 por ciento. Así lo ha confesado el propio Presidente Correa, quien en uno de sus arrebatos de absolutismo -porque habla como si el Estado y sus Funciones estuviesen resumidas en su sola voluntad- dijo: devuélvanme la moneda propia, y de inmediato les quito el ISD. Lo que su lógica de economista y presidente le indica es que si quiere continuar con el tren de gasto público que seguramente se acelerará con la próxima campaña electoral, la única manera de financiarlo es mediante la devaluación. Y como no puede devaluar de manera directa, entonces apela al recurso de crear un impuesto cuyo resultado final será que los ecuatorianos reciben un dólar cuyo valor estará disminuido en 5%.
Ha creado por esta vía el dólar ecuatoriano. No ha necesitado para este fin volver al sucre y sus malos recuerdos de inseguridad en el tipo de cambio respecto a la moneda estadounidense; tampoco ha expuesto su popularidad por aquello de que la ciudadanía no aceptaría y reaccionaría indignada ante cualquier intento de eliminar al dólar como medio de pago; ni siquiera se le puede acusar de que ha devaluado la moneda, porque dirá con su sapiencia de economista que es un disparate creer que él puede decidir algo que solo a la Reserva Federal de USA le compete. Y terminará enfilando su potente artillería de insultos, descalificaciones y amenazas, contra todos los que osen cuestionar la idoneidad de su medida de castigar con impuesto a todo dólar que se transe en las más importantes operaciones del comercio exterior ecuatoriano.
Lo más grave de este enfoque neodevaluatorio es que el beneficiario directo de esta medida es el Estado. Cuando existía el sucre, a una devaluación se le daba el mérito de resarcir en parte la pérdida cambiaria que sufrían las empresas, porque cuando exportaban recibían más por cada dólar. Ahora ese beneficio se lo lleva el gobierno. Y se lo lleva para gastar más. Así de simple.
No hay devaluación posible con dolarización. Pero nadie contaba con la astucia de Correa, perfectamente orquestada por Marx Carrasco: han creado el dólar ecuatoriano, cuyo valor real es inferior en 5% al dólar de Estados Unidos. No hubo necesidad de nuevo sucre, ni de correíta ni de patiñito ni de carrasquito... Solo bastó con un impuesto, que primero empezó con el 0,5% y después se incrementó al 1% y al 2%. Y como nadie nada dijo, o reaccionaron muy tibiamente, lo subieron al 5% como preludio de que la próxima vez llegará al 7 o al 10 o al 12%, como para equipararlo con la tarifa mágica del IVA.
Desde el año 2000 teníamos dólar de Estados Unidos como moneda. Desde el 24 de noviembre de 2011, tenemos dólar ecuatorano, gracias a la increíble calidad de economista del Presidente de la República.
sábado, 3 de diciembre de 2011
"GATOS QUE LADRAN"
Milton y Rose Friedman aluden en su libro "Libertad de Elegir", a un artículo del mismo título que lleva esta entrega, y de la autoría de uno de ellos, mediante el cual respondieron a quienes se pronunciaron respecto a su propuesta de eliminar la poderosa Agencia de Control de Alimentos y Fármacos (FDA). Su argumento central es muy simple: hay ciudadanos que creen que es admisible permitir que el Estado intervenga en su libertad de elegir, mientras la burocracia creada para el efecto, se comporte dentro de las normas que cada individuo considera conveniente.
"¿Qué pensaría usted de alguien que dijese: me gustaría tener un gato con tal de que ladrase. Pues precisamente su afirmación de que está a favor de la FDA con tal de que se comporte como usted estima conveniente, viene a ser lo mismo. Las leyes biológicas que determinan las características de los gatos no son más rígidas que las leyes políticas que determinan el comportamiento de una serie de oganismos estatales una vez que han sido creados"
Esto viene como anillo al dedo para analizar la "nueva" estructura del Estado que la Constitución de Montecristi consagró, bajo la pretensión de devolverle así a los ciudadanos, la facultad de participar en la conducción de los asuntos púbicos que les había arrebatado la partidocracia. Pero al cabo de casi 5 años de revolución ciudadana, todo ha cambiado para quedar igual. O para decirlo en palabras de los Friedman, se ha desafiado las leyes políticas que determinan el comportamiento de los organismos estatales, con el mismo desparpajo de quien quiere desafiar las leyes biológicas para oir a los gatos ladrar...
Los ejemplos más notorios de esta pretensión, están en el Consejo de Participación Ciudadana y en el Consejo de la Judicatura de Transición. Ambos tienen una misión trascedental: el primero, nombrar a los titulares de las Superitendencias y a los integrantes de organismos como el Consejo Nacional Electoral y la Corte Constitucional; mientras que al segundo le corresponde reestructurar la Función Judicial. Para cumplir esa misión, ellos dicen que actúan en nombre de los ciudadanos, o sea de usted, de usted, de usted y de mí.
No se si usted, usted, usted o usted lo haya hecho. Pero yo nunca como ciudadano, les he delegado semejante misión. Ellos se la tomaron por una decisión política de quien maneja el Poder Supremo de la República, es decir, del Presidente Rafael Correa. E invocando tamaña responsabilidad, designarán jueces, llenarán la Corte Constitucional y ya han nombrado Superintendentes, Fiscal y miembros del Consejo Nacional Electoral, entre otros altos cargos. O sea, están haciendo en corto, lo que la partidocracia hacía en grande.
"(...) usted reconoce que no puede asignar características a voluntad a los compuestos químicos y biológicos, que no puede pedir que los gatos ladren o que el agua arda. ¿Por qué razón cree que la situación es distinta en el campo de las ciencias sociales?", concluye Friedman.
Y yo le pregunto a usted, a usted, a usted, y a usted: ¿Por qué razón cree que ahora, en plena revolución ciudadana, los órganos de control del Estado actuarán de manera diferente a cuando los manejaba la partidocracia? ¿Será que quiere tener un gato, pero que le gustaría que ladre?
"¿Qué pensaría usted de alguien que dijese: me gustaría tener un gato con tal de que ladrase. Pues precisamente su afirmación de que está a favor de la FDA con tal de que se comporte como usted estima conveniente, viene a ser lo mismo. Las leyes biológicas que determinan las características de los gatos no son más rígidas que las leyes políticas que determinan el comportamiento de una serie de oganismos estatales una vez que han sido creados"
Esto viene como anillo al dedo para analizar la "nueva" estructura del Estado que la Constitución de Montecristi consagró, bajo la pretensión de devolverle así a los ciudadanos, la facultad de participar en la conducción de los asuntos púbicos que les había arrebatado la partidocracia. Pero al cabo de casi 5 años de revolución ciudadana, todo ha cambiado para quedar igual. O para decirlo en palabras de los Friedman, se ha desafiado las leyes políticas que determinan el comportamiento de los organismos estatales, con el mismo desparpajo de quien quiere desafiar las leyes biológicas para oir a los gatos ladrar...
Los ejemplos más notorios de esta pretensión, están en el Consejo de Participación Ciudadana y en el Consejo de la Judicatura de Transición. Ambos tienen una misión trascedental: el primero, nombrar a los titulares de las Superitendencias y a los integrantes de organismos como el Consejo Nacional Electoral y la Corte Constitucional; mientras que al segundo le corresponde reestructurar la Función Judicial. Para cumplir esa misión, ellos dicen que actúan en nombre de los ciudadanos, o sea de usted, de usted, de usted y de mí.
No se si usted, usted, usted o usted lo haya hecho. Pero yo nunca como ciudadano, les he delegado semejante misión. Ellos se la tomaron por una decisión política de quien maneja el Poder Supremo de la República, es decir, del Presidente Rafael Correa. E invocando tamaña responsabilidad, designarán jueces, llenarán la Corte Constitucional y ya han nombrado Superintendentes, Fiscal y miembros del Consejo Nacional Electoral, entre otros altos cargos. O sea, están haciendo en corto, lo que la partidocracia hacía en grande.
"(...) usted reconoce que no puede asignar características a voluntad a los compuestos químicos y biológicos, que no puede pedir que los gatos ladren o que el agua arda. ¿Por qué razón cree que la situación es distinta en el campo de las ciencias sociales?", concluye Friedman.
Y yo le pregunto a usted, a usted, a usted, y a usted: ¿Por qué razón cree que ahora, en plena revolución ciudadana, los órganos de control del Estado actuarán de manera diferente a cuando los manejaba la partidocracia? ¿Será que quiere tener un gato, pero que le gustaría que ladre?
Suscribirse a:
Entradas (Atom)